***

Alexander

Con seriedad observo a lo lejos al bastardo de Marco, cuantas ganas tengo de golpearle esa estúpida cara y ordenarle que se aleje de mi destripadora.

—Amor te veo algo raro —Natalia dice, acariciando mi rostro.

Mataría porque esas manos de Natalia sea las de su hermana, pero no todo se puede tener en la vida.

—Estoy bien.

—No estás bien... ¡Ya pasaron semanas desde que no tenemos sexo! —chilla con desesperación.

Con una sonrisa de pocos amigos la acaricio su mejilla, para luego mirarla con seriedad.

—Si no tengo ganas, no las tengo y ya. Deja de estar perdiendo la poca dignidad que tienes rogando que te folle —digo entre dientes.

Ella me mira sorprendía para luego ponerse roja del enojo.

—Tengo un cuerpo perfecto y hago todo lo que me pides... No entiendo por qué no tienes ganas —dice con frustración.

—Será porque odio que seas sumisa y que dejes que todos te pisoteen. Quiero a una mujer fuerte y segura de sí misma. Tú no eres eso —admito con enojo.

—Era que pienses eso antes de ponerme un anillo —Natalia respondió.

Le doy una última mirada, apartándome e irme lejos de su humor.

Al ver a Marco solo hizo que mi sonrisa se agrande aún más.

—Que ven mis ojos, es el bastardo de Marco —rio viendo cómo se tensaba del enojo.

—Eres un arrogante.

—Lo tomaré como un cumplido —rio, dándole un sorbo a mi bebida.

—¿Qué es lo que quieres, Alexander? —replico, tratando de darme una mirada amenazante.

—Al grano, eso me gusta. Solamente quiero que te alejes de Alessandra —admito con tranquilidad.

—No. Ella es solo una adolescente, Alexander y tú la controlas como si fuera de tu propiedad —Marco anuncio con furia.

Se me escapa una risa para luego palmear su hombro.

—Pues, lo es querido, no sabes cuantas veces disfrute de su cuerpo. Es una diosa, ¿no crees? 

Veo como el rostro le cambia a uno de tristeza y desprecio.

—Eres un asco, solo falta unas semanas para que te cases —quita mi mano de su hombro.

—Ese no es tu problema, pero te advierto si tratas de decir algo sobre esto, puede que haga una linda visita a tu familia —le advierto irritado.

—No tengo miedo pedazo de mierda y dile Alessandra que la amo tanto como ella a mí —agrego para irse casi corriendo.

Veo problemas en el futuro.

***

La fiesta acabó hace un buen rato y yo estaba recostado en mi cama viendo mi teléfono mientras Natalia se echa sus cremas hidratantes para su piel.

—Amor, me quieres ayudar —pidió con una sonrisa.

—Lo estás haciendo muy bien tú sola —admito con la vista en mi teléfono.

Natalia suspira para seguir por si sola.

Sonríe al recordar ese día que conocí a la pequeña destripadora.

Tan pequeña y linda. Su cabello largo rojizo, hizo lo suyo, hipnotizado mis sentidos y esa sonrisa tan linda y singular me volvió loco. No creo en el amor a primera vista. No existe, pero sí existe la atracción a la primera vista y Alessandra me atrajo ese mismo día.

Simplemente, ella supo cómo ponerme de rodillas por ella.

Joder cuanto sonríe... Demonios, le hace un favor al mundo, a mi mundo.

No soy bueno expresando mis sentimientos, pero le daré hechos, quiero que vea lo mucho que me gusta.

—¿Qué piensas? —sin que pudiera darme cuenta Natalia esta encima de mí.

Quería empujar y dejarle en claro las cosas, pero me resistí.

—En nada —admito dejando mi teléfono a un lado.

Natalia sonríe con malicia para empezar adarme besos por mi pecho y cuello.

No sentí nada, ni siquiera se me movió un pelo ante su acción, pero al llegar a mi mente los besos húmedos de Alessandra hizo que un gruñido se me escapara.

En un solo movimiento la volteo para dejarla bajo mío. Empezando, atacar su cuello con ferocidad.

Con rapidez me deshago de su blusa para dejarla solo con su sostén de encaje color rosa. Al bajar mis besos hacia su abdomen veo como empieza a retorcerse de placer.

Pasando mi lengua por su ombligo hizo que alzara mi mirada para observar, pero tan pronto que fije mi vista en ella me aleje de su cuerpo.

Mi mente jugo conmigo, poniendo Alessandra, cuanto claramente es Natalia.

—¿Por qué paraste? —pregunta agita y excitada.

—No estoy de humor para contestar tus preguntas —admito levantándome de la cama.

Al entrar el baño me lavo mi cara repetidas veces, para luego mirarme en el espejo con molestia.

—Qué me hiciste —murmuro viéndome a través del espejo.

Joder, que me hiciste... Maldita destripadora.


No sé qué decir acerca de Alexander y Natalia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No sé qué decir acerca de Alexander y Natalia.

Se vienen cosas muy interesantes.

Se imaginan que Alexander se lleve Alessandra a un viaje.

Voten y comente... Les regalo un Preston.

Pecados. (POR CORREGIR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora