Capítulo XXI

126K 7.4K 2.1K
                                    

Alexander

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Alexander

Suspiro con enojo, observando como Pablo no para de mirar la puerta de entrada con desesperación.

—Puedes contener tus hormonas por un puto minuto —expresó viéndolo con frialdad.

—Mira, Alexander, tú estás loco buscando a esa niña y por lo que se, esa niña está desaparecida. Y ni hablemos de sus padres que les importa una mierda donde esté —Pablo sonríe con burla.

Eso es pura mentira, yo jamás estaría preocupado por esa descerebrada. No. Miento, estoy volviéndome loco por esa niña que no aparece por ninguna parte, no obstante me encargue de contratar a unos buenos investigadores que se hagan cargo de encontrarla y llevarla conmigo otra vez.

Cuando estaba por irme la gran puerta se abre dejando ver a tres mujeres con sus respectivos antifaces, dos de ellas son muy hermosas, pero la tercera es simplemente perfecta.

Tenía un vestido color vino que hacía juego con sus guantes y con su delicada piel pálida que posee esta mujer, hace que cualquier hombre fije su mirada en ella.

—Son lindas, pero no observo a ninguna pelirroja misteriosa por aquí —sonrió admirando la cara de pocos amigos de Pablo.

—Cierra tu maldita boca —gruñe para prácticamente tirarle su copa a uno de los meseros e irse.

Que sensible es mi hermanito.

Al voltearme me encuentro con la rubia misteriosa que hace unos minutos llego con otras dos chicas más. Esta chica es hermosa, no dudaría en pasar un momento a solas, total luego no volveremos a vernos las caras.

—Buenas noches y ¿tú, te llamas?...—pregunta sonriendo coquetamente.

—Digamos que me llamo, Alex —murmuro tratando de analizar quién esta atrás de esa máscara.

—Le gustaría bailar —me extiende la mano.

Una mujer que toma la iniciativa... Me gusta eso.

—Sin dudarlo —agarro su mano para darle una vuelta y pegarla a mi pecho sin nada de delicadeza — a bailar.

Al llegar a la pista, poso mis manos en sus caderas para darles un tirón firme pegándola a mi cuerpo.

Sus caderas se mueven en un balanceo sensual y suave haciendo que apriete aún más mi agarre, dios, hace tiempo que no disfruto tanto un baile con una persona.

—¿Cuál es tu nombre? —murmuro contra su oreja.

Ella solo ríe, siento que esta sonrisa la e visto en un lado.

—Pareces algo ansioso —su mirada se posa en mí.

Ella sigue moviendo sus caderas hasta el punto de sentir mi bulto ansioso, un gruñido se me escapa. La volteo haciendo que su trasero choque con mi miembro erecto.

Pecados. (POR CORREGIR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora