Capítulo V

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Alessandra

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Alessandra

¿Cómo me siento hoy? Bueno...¡Estoy fatal! Me duele el cuerpo, la cabeza; todo. Pero valió la pena, pase una noche muy intensa, lo único malo es que tengo escuela.

Ahora mismo estoy tomando un sorbo de jugo de naranja con tranquilidad, cuando sale un anuncio en las noticias, mi padre sube el volumen, y todos miran atentamente.

—Hoy reportamos un asesinato muy atroz en las afueras de la ciudad, un hombre de 40 años fue brutalmente tortura y desfigurado, dejando casi nada de pistas para la policía, ya que está totalmente irreconocible. —la entrevistadora dice con dolor mientras empieza a enseñar las imágenes sobre el hombre.

Que terrible noticia...Jijijiji.

—Dios mío, que feo, espero que encuentren a la persona y la hagan pagar —mi madre exclamo con enojo al ver las imágenes.

—Madre porque dices eso, no sabes nada sobre ese hombre que murió y si era un violador o algo, no deberías tener pena a alguien que ni siquiera conoces. —anuncio con franqueza.

Veo como Alexander ríe por debajo y se acomoda su corbata para luego hablar.

—Alessandra, mejor no opines al respecto —Alexander habla con seriedad, poniendo el ambiente tenso.

Mi madre le da la razón a Alexander y sentí enojo. Pensé que era un buen tipo y vaya que estaba equivocada. Mi madre dirige su mirada en mí y veo advertencia y odio en ella.

—Hija pareces una loca, ¿acaso no estás bien de la cabeza?, pareces una enferma que se ríe de todas las desgracias, una más Alessandra y te llevamos de nuevo a donde tú sabes. —mi madre advierte.

No estoy loca... la voz de mi cabeza murmura con miedo que me lleven de nuevo a ese lugar donde me hicieron daño. Los padres tienen la habilidad de dar amor, pero a la vez tienen la habilidad de destruirnos.

—Lo siento, no volverá a pasar —finjo una sonría.

Ella asiente, no tan segura, olvidado el tema, empieza hablar con Natalia sobre la boda, siento la mirada de Alexander hacia mí, pero no tengo humor para mirarlo.

Le doy las gracias a la sirvienta por la comida y me dirigió hacia mi habitación, por mi mochila y algunos papeles para mi exposición de hoy.

Le doy un besito en la cabeza a mi gatita que dormida como una bebé en su camita mientras roncaba levemente, ¿su vida están fácil? Solo comer y dormir. Quien no quiere una vida así.

Me coloco mi mochila, lista para irme, mas soy detenida por la figura de Alexander, este traía cartas del juego uno. ¿Este tipo están raro? Creo que sí.

—¿Quieres jugar? —pregunta con una sonrisa, en cambio yo lo observo sin ninguna expresión —. Será rápido, si ganas puedes pedirme lo que quieras y si pierdes tienes que responder una duda mía.

Pecados. (POR CORREGIR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora