Capítulo XXV

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Alessandra

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Alessandra

—¡Alexander, qué haces aquí! —Natalia grita, caminando hacia mí y levantarme de mi silla —¡Qué haces con mi prometido!

Natalia me agarra con fuerza de mis muñecas mientras me observa con odio.

Le doy una mirada llena de amargura y suspiro cansada.

En un movimiento la volteo para ponerla contra la pared mientras presionaba su rostro contra ella.

—Dejemos unas cosas claras, hermana. Yo no soy esa niña que se dejaba golpear o insultar, así que hablemos con calma y empieza a medir tu tono de voz.

Gruño apretando su rostro contra la pared, unas manos me agarran de mi cintura para separarme de Natalia.

Ella grita como loca, tratando de golpearme, pero Alexander la carga como costal de papas.

—¡Basta, Natalia! —Alexander le grita con desesperación.

—Como quieres que me calme si estas con ella. ¡Alessandra quiere quitarte de mi lado!, pero que se entere de que no la dejaré —Natalia dice entre dientes. Trato de acercarme a ella, pero Preston y Pablo me detienen.

—Será mejor que me la lleve —declara para llevarse a Natalia afuera de mi casa.

—sí, hazlo ahora —le pido.

Alexander trata de buscar mi mirada, mas la esquivo y me acerco a Preston; abrazándolo como una niña, escondiendo mi rostro. No quería verlo, me estoy siento como la otra y jamás pensé sentirme de tal modo.

Una cosa es haber pasado algunos momentos íntimos y trate de dejarlo solo así, pero él no le gusta nada la idea, le enloquece saber que estoy con otros chicos. A pesar de todo, Alexander Ninfa ese paso, dejar a Natalia.

Me mostraría que en verdad siente algo serio.

***

Doy una vuelta mostrándole mi vestimenta a Preston que consistía de unos pantalones ajustados y con un top de espalda descubierta.

—Estas hermosa, Rapunzel —Preston me sonríe con cariño para levantarse de su asiento, acercándose a mí. Con cuidado el se quita su collar de la suerte para entregármelo en mis manos —. Quiero que lo tengas, Rapunzel.

Mis ojos se ponen cristalinos, mirándolo con impresión.

—¿Por qué?, ¿Por qué me lo entregas? —murmuro viendo como su sonrisa se hacía más grande, apareciendo esos lindos hoyuelos que tiene.

—Eres mi persona favorita en este mundo, Rapunzel. Apareciste en mi vida cuanto menos lo esperaba. Eres como mi hermanita y estoy feliz que lo seas, porque pasamos los mejores momentos juntos: cocinamos, bailamos y te enseñe defensa personal para qué puedes de defenderte de este mierda de mundo.

Pecados. (POR CORREGIR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora