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Con cada lágrima derramada, con cada maldición que salían de los labios de la mujer, un pesar inimaginable atravesaba una y otra vez el corazón de un guerrero. Él podía mantenerse en calma en una pelea, sin embargo, ante tal imagen, inmensas penurias desgarradoras abrían miles de heridas sangrantes en su alma.

No pudo más. Observar como Tsunade se torturaba así misma era una total pesadilla que atormentara su mente, así que hizo lo impensable, se postró al suelo junto a la Senju frente a la imagen del sagrado Buda, y se abalanzó sobre la joven mujer, envolviendo sus brazos sobre su cuerpo en un fuerte abrazo.

Jiraiya percibió como el cuerpo de Tsunade se estremeció, más no hizo ningún gesto para apartarlo.

La mujer correspondió al abrazo, y como si fuera un marinero naufragando, aferrándose a cualquier material que le permita flotar en el océano para conservar su vida, Tsunade se aferró a su amigo buscando consuelo, buscando el amparo que solo él le podía brindar en una circunstancia dónde se sentía desfallecer. Jiraiya, estaba más que dispuesto a darle ese lugar, un sitio donde ella podía liberarse sé todos los convencionalismos de las costumbres y su clase social, para ser simplemente una humana con sentimientos, sin intentar tapar su dolor.

Ambos quedaron fuertemente abrazos, aferrándose a un poco de esperanza que mutuamente se brindaban, la mujer seguía sollozando sin parar y Jiraiya le acariciaba la cabeza con ternura, era un gesto desesperado por mostrar que pasará lo que pasará él estaba a su lado.

«Lo recuerdo», meditó Jiraiya para sí mismo, mientras el sonido de gotas de agua invisible cayendo una tras otra calmaban su espíritu. «Ese día Tsunade se enteró de la muerte de su prometido, estaba desconsolada, su alma parecía estar quebrándose ante mis ojos, cuando la vi de esa forma... Tan vulnerable ante la inevitable crueldad que avecinaba la guerra, una inocencia ante el mal que se corrompía, un corazón feliz y atrevido que desearía proteger con mi vida... No pude más que abrazarla, con el tacto de su cuerpo empequeñecido con el mío, intenté reconfortarla, pero en el fondo de mi corazón únicamente podía sentirme inútil por no haber podido salvar a su futuro marido, por no haber logrado proteger su felicidad. Su alegría era la mía y cuando la vi desmoronarse por la pérdida, sentí que ese cálido sentimiento se me fue arrebatado.»

Ese recuerdo se desvaneció entre miles de imágenes fracturadas que representaban su memoria, y ante él una nueva escena se construyó, otra remembranza del pasado.

La representación de un joven Jiraiya dándolo todo en el campo de batalla. Luchando hábilmente con su katana, con el sonido de profundos lamentos, y gritos de batalla que se expandían a su alrededor.

Sin embargo, a pesar de tener unas habilidades notables, no pudo evitar ser víctima de uno de sus enemigos, quien lo atrapó con la guardia baja, en un momento dónde toda la energía que almacenó fue liberada sin reserva, y el samurái había quedado cansado.

El joven Jiraiya, trato de herir a muerte a su enemigo, (este se trataba de un miembro del clan Uchiha) pero este le había acercado una estocada que hirió la mano que portaba la espada, el joven samurái fue golpeado con fiereza en el estómago y su cuerpo débil no pudo reunir las fuerzas suficientes para mantenerse en pie. Cayó al suelo, a penas sus manos podían sostener su arma, y en preciso instante en que observo como la katana de su enemigo era dirigida a su cabeza, cerró los ojos sin poder escapar de un instinto primario, el temer a la muerte.

Aun así, no fue asesinado. Su cuerpo no fue hecho añicos en el campo de batalla. El hombre que iba a asesinarlo, se desplomó en el suelo, inerte, sin vida, víctima de una katana que lo atravesó por detrás.

—Parece que te estás volviendo débil, Jiraiya — siseó en tono burlón, una voz que Jiraiya conocía a la perfección. Se trataba de Orochimaru, el líder del segundo escuadrón de batalla. Un hombre de apariencia de serpiente, que en esos años no representaba un mal que el samurái quería exterminar.

❦𝗥𝗲𝗴𝗿𝗲𝘀𝗼 𝗮 𝗰𝗮𝘀𝗮 ➻【Tsunade y Jiraiya】Where stories live. Discover now