El emperador como cada año hace un baile de primavera, en donde todos los omegas solteros asisten para cautivar al emperador.
Pero esta vez el baile se hará debido a que el alfa del emperador se niega a anudar a sus concubinas, ¿Podrá alguno de los...
Yesung era la omega más linda de todo el harem del emperador Min. Había sido también la primera que había llegado para formar parte de su harem cuando aún era solo un príncipe.
Tenía mucho poder y privilegios, tanto como para ir en persona a querer quejarse de lo que el príncipe Jimin había hecho en cuanto a Hoseok. Casi todas en el harem le tenían miedo y otras querían ser sus aliadas para obtener beneficios. Y aunque ella fuera la que esté más tiempo en el harem no tuvo ningún cachorro del emperador.
O más bien sí lo hizo pero al cumplir los tres meses de gestación lo perdió, desde ese entonces el emperador no pudo anudar en ninguna otra Omega o beta que formaban parte del harem.
Casi todos los sirvientes del palacio culpaban a Yesung de lo sucedido, según decían el emperador no volvió a anudar a nadie del harem por miedo a que pierdan nuevamente a su cachorro. El alfa del emperador no veía a nadie ellas digna para llevar a su cachorro.
Y quizá eso era cierto.
Aunque habían pasado ya dos días desde que Hoseok llegó al palacio y el emperador no llamaba a nadie del harem, también se le veía más apuesto o cada que veía a Hoseok su rostro se suavisaba y sonreía un poco.
Eso tenía a Yesung algo irritada, ella no podía aceptar que ese omega se esté llevando toda la atención del emperador. Eso no podía ser. Solo ella era la merecedora de toda la atención del emperador.
Hoy era viernes, los viernes ella siempre iba a la habitación del emperador, nadie se había atrevido a robarle un viernes a Yesung. Nadie.
Como siempre ella se baño en aceites de rosas, se puso su mejor hanbok sus mejores joyas y salió del harem en compañía de algunos sirvientes que la escoltaron a la habitación del emperador.
Al llegar ella le hizo una reverencia al guardia y hizo amago de avanzar pero el guardia se lo impidió.
—Lo siento, el emperador ahora mismo está con el señorito Jung.
Aquellas palabras casi hacen a Yesung soltar humo por las orejas.
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El emperador reía con las ocurrencias de Hoseok quién se ponia cantar o bailar de la nada, o simplemente tirando algunas uvas hacia arriba tratando de agarrarlas con la boca fallando en el intento.
—Te vas a ahogar.— Sonrío tiernamente el emperador para luego acomodar un poco el hanbok del omega.
—Está bien ya no lo hago más.— Se encogió de hombros y tomó otra uva y se la acercó a la boca del emperador quien la aceptó con gusto.
Pasaron un buen momento juntos comiendo, riendo, contando anécdotas de cuando eran niños. Hasta que un trueno se escuchó y el omega se cubrió con la manga del hanbok del emperador.
—¿Te dan miedo las tormentas?.— Yoon-Gi descubrió el rostro del omega quién lo miraba con sus ojitos brillosos.
