Se inclina hacia adelante y no puede evitar sonreír cuando ve una pajita de silicona rosa en el vaso y murmura, interrogante. —¿Pajillas rosas?.

Draco le rasca suavemente la espalda. —Shhh, bebe tu agua.

La habitación está en silencio y oscura mientras ella se apoya en Draco, bebiendo lentamente su agua mientras él le frota la espalda. Alaska encuentra que sus ojos se cierran mientras lo hace, solo enfocándose en el ascenso y descenso de su pecho debajo de su mejilla hasta que la pajita se aleja de ella.

Alaska parpadea para abrir los ojos y respirar hondo. —¿Paracetamol?

—No, cariño, hace que tu hígado trabaje más. —él dice. —Y creo que has hecho que tu hígado trabaje lo suficiente por un día.

Ella gime. —Lo siento.

—No lo sientas, está bien. Es bueno que estés saliendo con un médico, ¿eh?—él pregunta en broma, empujándola en el costado con un dedo grueso.

—¿Estamos saliendo?

Sale de su boca antes de que pueda pensar en ello, cualquier filtro que usualmente tiene sale volando por la ventana con el dolor en su cabeza y el dolor en su estómago. Ella se encoge y contiene la respiración, pero... ¿no es esto lo que se había estado preguntando? ¿No es esta la pregunta que se había estado haciendo?

¿No quería ella estar saliendo con él?

Para su crédito, su palma continúa acariciando su espalda en suaves círculos y no parece desconcertado por su pregunta. En lugar de eso, vuelve a acercar el vaso a ella y gira la pajilla hasta que toca sus labios. —Más agua, cariño.

Ella envía el agua, masticando ligeramente la pajita de silicona entre sorbos.

—Para responder a tu pregunta. —él comienza. —Supongo que debería haberlo preguntado primero.

Alaska deja caer la pajilla, traga con la boca llena de agua y niega con delicadeza con la cabeza. —No quise decir eso, no... no necesito que me preguntes como si estuviéramos en el patio de una escuela o algo...

— ...Termina tu agua. —él interviene, sosteniendo la pajilla en sus labios nuevamente.

Ella lo hace, envolviendo sus labios alrededor de la pajilla y tomando agua, mirándolo. Draco se inclina y le da un beso en la frente mientras ella bebe.

—Ahí lo tienes. —él tararea, bajo y grave. —Es una pregunta válida. Realmente no hemos hablado de lo que somos, ¿verdad?

Alaska intenta alejarse de la pajilla, pero Draco la empuja de regreso a su boca, deslizando el pulgar contra la comisura de sus labios. Su otra mano desciende más abajo, arrastrándose sobre su espalda hasta que descansa contra su cadera y trasero.

Él le da una pequeña palmadita, no fuerte pero en una advertencia. —Vamos. Ya te lo he dicho unas cuantas veces, termina tu agua.

Es casi una segunda naturaleza para ella entrecerrar los ojos hacia él, no tanto como para mirarlo, pero es obvio que solo está un poco molesta. Para su sorpresa, Draco se ríe y le aprieta la cadera en la palma de su mano.

—Una vez que termines, puedes hablar todo lo que quieras. —él dice a la ligera. —Solo un par de sorbos más.

Tiene razón, no le queda mucho por terminar y cuando lo hace, la pajilla se le sale de la boca, él aparta el vaso y se inclina para dejarlo sobre la mesa de noche. Draco la abraza, acercándola más a su pecho y tomándola en sus brazos antes de apoyar su barbilla en la parte superior de su cabeza.

—Buena chica. —él susurra, presionando los labios en su cabello. Él duda, los dedos la agarran con más fuerza por una fracción de segundo, antes de hablar en voz baja. —Lo siento si no dejé en claro que esto es algo serio para mí, que eres alguien que quiero mantener en mi vida.

Pretty Sin || Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora