Capítulo 14: Ripples

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Salieron de la sala de llegadas, Harry miró por encima del hombro para ver la mirada perdida de su padrino

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Salieron de la sala de llegadas, Harry miró por encima del hombro para ver la mirada perdida de su padrino. Harry quería volver corriendo a la sala y abrazar a Siri, pero era un cobarde. Neville pareció percibir el estado de ánimo de Harry, aferrándose a la mano de éste y frotando suavemente su pulgar en el dorso de la mano de Harry.

-Todavía hay momentos en los que tengo miedo de ver a mis padres-, dijo Neville, con voz plana, tratando de ocultar cualquier emoción. Harry miró a su compañero, los ojos color miel de Neville estaban ligeramente brillantes por las emociones reprimidas. Se apoyó en el costado del chico más alto, dejando que el calor de Neville lo reconfortara.

Caminaron por los pasillos de la mansión, decidiendo tomarse el tiempo para explorar realmente la casa por sugerencia de Neville, lo que hizo que la cola de Harry comenzara a agitarse salvajemente, de vez en cuando enredándose en la pierna o la cintura de Neville inconscientemente. Ninguno de los dos lo comentó, Neville se limitó a dejar que el suave pelaje bailara sobre su piel.

-Tiptop-, gritó Harry, el pequeño elfo apareció junto a ellos.

-¿Qué puedo hacer por los jóvenes maestros?- Preguntó con su voz chillona, sus largas orejas se movían alegremente.

-¿Tienes tiempo para darnos una vuelta por la casa?- preguntó Neville, asegurándose de ser lo más respetuoso posible. En la primera oportunidad que había podido tener a solas, Tiptop había aparecido junto a él, con una sartén de hierro fundido en la mano. Al principio, Neville se había sentido confundido, eso fue hasta que ella empezó a golpear la sartén en la palma de su manita, con los ojos como dagas afiladas. La parte más intimidante de toda la escena era que la sartén era fácilmente la mitad de su tamaño y probablemente pesada como el infierno. No tuvo que decir ni una palabra para que Neville entendiera el mensaje. Desde entonces, él se había asegurado de ser respetuoso con ella.

Tiptop accedió a mostrarles la mansión, y Neville y Harry la siguieron como patitos, aún tomados de la mano. La primera docena de habitaciones que vieron eran bastante sencillas; salas de estar, despachos, comedores.

Estaba la gran sala de estar en la que habían pasado el tiempo viendo películas y que conectaba con una sala de juegos que Harry aún no había explorado, pero que sabía que los gemelos estarían encantados de pasar horas en ella. Había juegos de arcade, un armario con montones de juegos de cartas y de mesa, así como un billar y un futbolín. Harry nunca había tenido la oportunidad de jugar con esas cosas y el hecho de poder hacerlo ahora le hacía palpitar el corazón de emoción.

Pero entonces entraron en la cocina; era preciosa, y Harry daba saltos en su sitio, con las orejas levantadas y la cola agitándose salvajemente. Tiptop miró a su alrededor con orgullo, observando la felicidad de su pequeño.

-Tiptop, ¿está bien si cocino contigo alguna vez?- Preguntó Harry, con la esperanza llenando su voz, realmente esperaba que ella estuviera de acuerdo con que él quisiera cuidar de su familia de esta manera. Ella se limitó a sonreír y a asentir enérgicamente, agitando las orejas contra su cabeza.

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