Capítulo 6: Betrayal Discovered

4.1K 476 48
                                    

Harry se acurrucó en el suave pelaje de su nuevo oso de peluche. Era el décimo día desde que fue rescatado de los Dursley y el primer día completo de ser un Claremore. La sonrisa que adornaba su rostro agrietó sus labios ligeramente agrietados, pero no le importó, demasiado lleno de satisfacción como para preocuparse. Bostezó y salió del montón de mantas que lo rodeaban, frotándose la cara y escuchando los ruidos de la habitación. La suave respiración al otro lado de la habitación le hizo saber que no estaba solo. -¡Buenos días!- gritó Harry alegremente, sintiéndose con más energía que en todo el tiempo que llevaba aquí.

Se oyó un fuerte golpe y un gruñido cuando Lyle se cayó del sofá, y un "estoy despierto" arrastrado. Harry soltó una risita, tratando de imaginar a su padre siendo tan torpe, sólo deseaba saber cómo eran sus padres.

-¿Harry? Te has levantado temprano-, murmuró Lyle, todavía medio dormido, mientras se dirigía a la cama y se dejaba caer al lado de Harry, tirando del niño sobre su pecho.

Harry chilló antes de reírse un poco más y contestar. -Estoy acostumbrado a despertarme temprano, además ayer me acosté temprano-. Apretó la oreja contra el pecho de Lyle, escuchando sus constantes latidos y sus profundas respiraciones. Sólo se relajaba mientras su padre iba a la deriva, de vez en cuando se despertaba un poco para frotar de arriba a abajo la espalda de Harry.

Deseaba poder disfrutar de esto durante más tiempo, pero su vejiga protestaba -Papá-.

Lyle se limitó a tararear suavemente, reanudando su frotamiento de la espalda de Harry. Tirando de Harry un poco más hacia su duro pecho, pero su afilado hueso de la cadera se clavó en el estómago de Harry, haciéndole estremecerse.

-¡Papá!- gimió, tratando de zafarse de los apretados brazos.

Lyle se despertó de golpe, molestando a Harry cuando se sentó rápidamente, empujando al chico casi detrás de él. Sus ojos se desorbitaron mientras casi gritaba -¡No te atrevas a hacer daño a mi hijo!-. Las palabras se arrastraban y las alas le estallaban en la piel. Se arqueaban defensivamente, intentando parecer más grande para asustar a la amenaza desconocida.

Harry no pudo evitarlo, empezó a revolcarse de risa, las plumas de Lyle le hacían cosquillas al hacerlo, haciéndole aullar de risa.

-¿Harry?- preguntó Lyle, ahora confundido y preocupado. Primero examinó la habitación en busca de amenazas, no encontrando ninguna, miró a su hijo, que por primera vez desde que se conocieron estaba llorando de alegría en lugar de tristeza.

-¡Oh, Dios, tengo que orinar! Basta ya. Para!- resopló Harry, tratando de apartar las grandes plumas negras. Lyle volvió a meter las alas, no queriendo que su hijo se avergonzara si se aliviaba accidentalmente. Harry tragó aire como si tuviera un suministro limitado, con la cara roja y los ojos brillando tanto de diversión como de lágrimas.

Lyle no pudo evitar la sonrisa ñoña, era la primera vez que veía al joven tan feliz, y era algo que se aseguraría de poner en un pensadero para que lo vieran todos sus compañeros. Sabía que Issy querría fotos de la cara de Harry para el álbum de recortes en el que ya estaba trabajando.

-Vaya, pequeño diablillo, me has quitado al menos cinco años de vida-, bromeó Lyle, queriendo mantener esa sonrisa en la cara de Harry el mayor tiempo posible. Levantó al niño, dando vueltas mientras se dirigía al baño, su hijo continuaba con sus dulces risas.

-¡Y aquí estamos!- cantó Lyle mientras colocaba al niño frente al retrete antes de salir de la habitación para buscar la ropa de Harry para el día y coger las gotas para los oídos. Cada día que pasaba, el par de orejas extra se volvía menos sensible, pero Lyle seguiría la orden de Anna al pie de la letra. Ella les había dicho a todos que aunque pareciera estar bien cuando se despertara por primera vez, pero sin las gotas, desarrollaría un dolor de cabeza a medida que pasara el día.

FINDING HOME Donde viven las historias. Descúbrelo ahora