Harry recibe una herencia de criatura sorprendida la noche de su cumpleaños número 16. Con él llega la esperanza, el amor y más familia de la que nunca esperó. Su estado de criatura cambia todo y los secretos comienzan a ser revelados. Su punto de v...
Habían decidido que, dado que el núcleo de Harry era tan grande, él debería tener las suites principales, ya que sin duda tendría más compañeros que los cuatro de Issy. La casa de Garden Hill había sido construida para un círculo de unión que tenía quince miembros, por lo que las suites principales eran muy grandes. Todos sabían que algún día Harry se mudaría, era parte de la naturaleza de los Kitsune anidar y aislar a su clan. Pero esperaban que darle el conjunto de habitaciones más grande permitiera a su hijo quedarse con ellos el mayor tiempo posible. Para ser sinceros, no les entusiasmaba la idea de que su pequeño se vinculara, pero preferían que los compañeros de Harry vivieran en su mansión antes que perder a su hijo tan pronto.
De esta manera también podrían vigilar de cerca a los compañeros de Harry para asegurarse de que lo trataran como el precioso tesoro que es. Hasta ahora sabían que Siles planeaba cortejar a su hijo. Normalmente esto no significaría automáticamente un vínculo, pero como Siles estaba dotado de visión futura, no dudaban de que acabaría siendo uno de los compañeros de Harry. Pero al menos todos lo conocían y confiaban en que trataría bien a su hijo. Eso no significaba que no siguieran vigilando al joven tengu.
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Ya estaban todos completamente vestidos y pronto se dirigieron a la sala de la mañana para desayunar. La habitación sobresalía de la casa principal, con tres de sus cuatro paredes cubiertas de paneles de vidrio ornamentales junto con el techo, dejando entrar el suave sol de la mañana y mirando hacia los magníficos jardines. Una de las ventanas estaba abierta, dejando entrar el dulce aroma de las rosas de Julieta y el rocío de la mañana.
Harry estaba tan concentrado en contemplar los jardines que no vio cuando Tiptop trajo el desayuno y se sentó. Sólo se dio cuenta cuando el aroma del tocino llenó el aire y Hedwig entró a toda velocidad por la ventana abierta, aterrizando justo delante del plato de su bocadillo favorito. Comenzó a masticar descaradamente el tocino, ignorando la mirada de Tiptop. Harry, sin embargo, sonrió con cariño a su amiga, extendiendo la mano para acariciar su espalda.
Harry seguía concentrado en los terrenos del exterior, más aún en la abundante cantidad de rosas de Julieta. Petunia había guardado una revista sobre los jardines más bonitos del mundo en la mesita. Harry había echado a menudo miradas furtivas a las páginas del interior y recordaba claramente haber visto antes esa especie de rosa en particular por el extenso artículo que mencionaba lo cara que era la planta.
Pero ahora, al mirarlas, Harry sólo podía compararlas con los Lirios del Sueño que Neville le había regalado, y las rosas palidecían en comparación. Como Neville había afirmado, las flores cambiaban con el paso del sol, pasando de un blanco crudo a un ciruelo tan oscuro que era casi negro. Y su aroma no tenía comparación.
Sin embargo, Harry se preguntó si Neville cultivaba especies de plantas muggles en su jardín y si podría enviar uno de los rosales a su amigo. Tendría que preguntar a sus padres si le parecía bien porque sabía lo caras que eran. Sin embargo, Harry sospechaba que estarían de acuerdo porque Harry podía ver al menos veinte de los arbustos y podía imaginarlos rodeando el resto de la mansión.
