Palabras que saben a sal

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El joven dejó de hablar. Las perlas ya habían abandonado su fuerte y competían, ahora, por ver quién era más rápida. Los ojos de dos colores estaban enrojecidos y su labio temblaba con cada mísera respiración.

—Esa es la verdad Mina —susurró, reacio a mirarla. —. Ellos tienen mi corazón. Cada uno un trozo. Les pertenece. Nadie más podría tenerlos. Solo ellos.

—Entonces, ¿por qué, Sho? ¿Por qué te fuiste? —la voz de la joven de cabellos rosas no juzga. El corazón de ella oprimido ante la triste historia. Su mano fuertemente entrelazada con la del joven que aún miraba a las tranquilas aguas.

—Porque mi presencia les dolía, Mina. Y si algo no quería, era hacerles sufrir —gira por fin la mirada e inclina la cabeza cuando deja que la mujer le acaricie las mejillas, secando las lágrimas traicioneras. —. Yo les quería. No. Es mentira. Yo les quiero. Les quiero tanto que duele. Les amo tanto que he aceptado la idea de que mi corazón les pertenece. A los cuatro. Oh, si tan solo supieran cómo me duele este amor.
Sus besos, sus caricias, sus risas. Extraño todo eso. Les extraño, Mina. Pero sé que no puedo hacerles eso. Sé que no puedo dejar que crean que voy a jugar con ellos. Les amo a los cuatro como solo mi corazón sabe y puede hacer. Les amo muchísimo. Y como les amo no puedo estar con ellos. No puedo, no quiero, herirles. No me lo perdonaría, Mina.

Y su voz se pierde entre las olas, levantadas por el viento, que ahora revuelve los cabellos de ambos jóvenes. Ambos contemplan el mar, en silencio. Sin palabras entre ellos. No necesitan nada más. Ella toma la botella. La aparta de él. Se junta todavía más y apoya su cabeza en el hombro del joven. El cariño que siente hasta él le duele. Le duele ver a quién considera su hermano y confidente tan gravemente herido. Le duele no poder hacer nada para arreglar sus heridas.

Y ambos no necesitan más, tan solo su presencia, sentados en la arena. El mar a sus pies. Los zapatos abandonados. El viento en su pelo. El alcohol en sus venas. Las lágrimas en sus mejillas. Y, el corazón de él, repartido en cuatro trozos, demasiado lejos para poder siquiera rozarlos.

Oh, si tan solo supieran cuánto les ama.

Oh, si tan solo supieran cuánto les ama

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Y aquí termina. Espero que se haya entendido y si no, me lo decís sin problema alguno :)

Espero, también, que os haya gustado. 🥰

¿De qué te intentas ocultar? {BNHA}Where stories live. Discover now