Corazón Eléctrico

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—Denki Kaminari fue la primera persona que hizo que mi corazón saltara desenfrenado cuando me sonreía. Oh, su sonrisa. Su sonrisa era, posiblemente, de lo que más me gustaba de él. Su sonrisa y cómo lograba hacerme reír cuando yo sentía que me hundía.
Con Denki, todo empezó en febrero. El frío aún en nuestros huesos mientras nuestras manos se rozaban cada vez más en los recesos. Miradas y sonrisas furtivas se volvieron nuestro pan de cada día. Y, finalmente, un día, unimos nuestras manos y labios bajo un agradable viento, a la sombra de un árbol y con los corazones desbocados.
Denki me ayudó y enseñó. Con él, aprendí a reír y a ver la vida con diversión. Sus dedos con los míos mientras reíamos desenfrenados por alguna tontería anteriormente dicha. Oh, Denki y sus tonterías. No te confundas, Denki no era tonto. Era muy listo. Solo decía muchas tonterías para hacerme reír. Para hacernos reír. Me enamoró con sus risas y yo, cada vez que le veía, sentía una corriente recorrer mi pecho, mi estómago y cada uno de mis dedos para luego hipnotozarme mientras su pecho subía y bajaba rápidamente debido a las carcajadas que salían de entre sus labios.
Ocurría igual con sus besos, cuando yo le besaba o él me besaba, daba igual quién fuera el primero en unirlos en ese momento, la sensación era la misma y es que solo podía sentir esa corriente eléctrica recorrerme entero. De pies a cabeza.
Denki era, también, como una tormenta. Una tormenta eléctrica. De esas a las que todo el mundo teme pero que no puedes dejar de mirar. Cabrear a Denki era mala idea y a mí me gustaba quedarme viéndolo mientras defendía sus ideales de aquellos que se habían burlado de estos. Sentir el aire crepitar a mi alrededor me relajaba. Él me relajaba. Por eso cuando rompimos, él se quedó con uno de los cachitos de mi, en ese momento, corazón roto. Nunca pude enfadarme por la ruptura. Ni él conmigo. A fin de cuentas, casi fue mutuo. Nos dimos cuenta de que, a pesar de que nuestras piezas encajaban, no pertenecían al mismo puzzle.
Decirle adiós me recordó a esa día en febrero, con el frío calando en mis huesos.

Decirle adiós me recordó a esa día en febrero, con el frío calando en mis huesos

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¿De qué te intentas ocultar? {BNHA}Where stories live. Discover now