La vida nunca es fácil. El mundo puede llegar a ser cruel y ella lo sabía. Ella había tenido la oportunidad de ser rescatada, había podido tener una oportunidad en una fundación para lograr lo que más quería. Marta Segú, prima del presidente del F.C...
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Trabaja duro y los resultados serán espléndidos. Esa frase sonaba como disco rayado en mi cabeza desde que he llegado a Barcelona. Los rayos de Sol entran por la pequeña ventana de mi habitación y eso implica que es hora de levantarme. Son las seis de la mañana y sé que voy tarde para el desayuno.
Marta había sido claro el día de ayer al pedirme que la Fundación necesitaba de mi apoyo luego de que terminara el Bachiller y no había manera de negarme a tal puesto. La remuneración era bastante buena y, si todo salía como lo había planeado, con el tercer pago ya tendría dinero suficiente para poder rentar un pequeño departamento en el centro de la ciudad.
Vivir en La Masía casi quince años no había sido malo, de hecho no había nada malo en comparación a las calles, pero sentía que era hora de dejar este cuarto.
Rápidamente me cambio y me pongo un atuendo cómodo para ir a la fundación lo más rápido posible, pero antes paso por la cafetería para poder tomar desayuno.
No hay ni una sola persona además de Olga, la cocinera, y yo. Marta y Joan me habían indicado el horario en el cual podía ir a desayunar, almorzar y cenar a la cafetería y claramente eran horarios diferentes a los de los jugadores.
No es que se avergonzaran de mi o querían mantenerme oculta bajo mil llaves, solo querían que no hubieran cualquier tipo de distracción en nuestros caminos como profesionales tanto para ellos como para mi.
—Buenos días mi niña—me saluda la señora que me había alimentado por casi quince años.
—Buenos días Olga—le respondo con una sonrisa y me siento al frente de ella para que las dos podamos desayunar juntas.
Olga era la cocinera que había llegado al club dos años antes de que yo llegara y absolutamente todos la querían. Algo que la caracterizaba era el cariño con el que atendía a los jóvenes y hacía su trabajo, pero sobretodo lo buena persona que era.
—¿Vas a la fundación tan temprano?—me pregunta para luego tomar un poco de su yogurt.
—Sí, Marta me ha pedido que vaya para ayudar a registrar algunos nuevos casos y ver la publicidad—le respondo para luego dar un pequeño bocado a sándwich que me había preparado.
—Mándale mis saludos a la señora Segú, hace tiempo no la veo por acá—me sigue la conversación Olga.
—Es que no he causado ningún problema—le digo con una pequeña sonrisa y generando una en la cara de Olga.
Rápidamente veo el reloj que indica un cuarto para las siete, lo que implica que debo irme del lugar. Doy un grande bocado al sándwich y tomo del yogurt sabor a fresa rápidamente para luego pararme de mi lugar.
—Nos vemos en la tarde Olga, ya estoy por llegar tarde y los jugadores ya van a bajar—le respondo para tomar las cosas que he ensuciado y ponerlas donde corresponde.
