2. Recuerdos, Alan y sus cenas.

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Ana

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Ana

Es raro que después de un año mi habitación sigue exactamente igual desde que la dejé. Es raro porque hace dos días que llegué a Phorks y no me he atrevido a tocar nada, solo la cama para dormir.

Miro instintivamente a la esquina de mi cuarto impoluto y veo la maleta. Mi maleta es la única cosa de este lugar que está arruinando un cuadro perfecto de recuerdos que hay en esta habitación, donde parece que todo pertenezca al pasado y las únicas intrusas aquí seamos mi maleta y yo. Ese el único cambio que hay en ella.

Me encuentro sentada en mi cama con las piernas en indio cuando paso de ver ese punto en concreto de la habitación, de repente todo desaparece y hace que mi cabeza viaje a todos esos recuerdos vividos en este mismo lugar.

Ojalá poder decir que solo hay buenos recuerdos, pero no, mi cabeza me hace revivir todo tipo de recuerdos de este sitio, tanto buenos como malos.

Como nuestro primer beso hace años, Luke y yo estábamos tan nerviosos que prácticamente nuestro primer beso fue nuestro primer cabezazo.

Con el primer recuerdo de él, la primera lágrima traicionera desciende poco a poco por mi mejilla, pero esta vez no la oculto, no la limpio. Dejo que se deslice suavemente hasta llegar al final de mi mandíbula donde es el final de su trayecto antes de desaparecer.

El segundo recuerdo viene más intenso que la primera vez, esta vez no es de él, sino de mis hermanos Alan y Axel. Alan está intentando convencernos de jugar a un juego que consiste en beber agua, pero sin tragárnosla para poner un vídeo gracioso y el primero que se ría empapa al otro. Yo en ese recuerdo, le digo que sí a Alan, porque todas sus ideas siempre acaban o en carcajadas o en Axel diciéndole de todo menos bonito. Axel como siempre le dice que es un juego estúpido, pero se apunta de todas formas.

Mi segundo recuerdos acaba ahí y esta vez más lágrimas asaltan mis ojos para poder descender suavemente. Una vez, ella me dijo que era bueno llorar, que no tenía por qué reprimirme tanto.

Antes de irme me dijo que si volvía a reprimirme vendría a Phorks con él y me echaría la bronca que una vez me echó en su momento. Ellos dos, son los amigos que tuve la oportunidad de conocer en mis momentos más horribles.

A veces me acuerdo en Will, aunque parezca una estupidez, creo que sentí con ellos lo que sintió en al conocernos. Creo que sintió que no tenía por qué estar solo, que no era malo estar con más personas que se preocuparan por ti. Pero solo es un creer, ya que Will y yo en cierto modo puedo entenderle mejor con la muerte de su padre, con la culpabilidad que tuvo él ese día, que esa muerte fuera culpa suya. Ese sentimiento, puedo decir a ciencia cierta que sí puedo comprenderlo, que puedo sentir lo que sintió él. La culpa de que pasara algo que en teoría no tenía que pasar, no ahora, en algunos años puede, pero ahora no.

Y ahí, en mi habitación, tras esa reflexión, aparece el momento más agridulce de mi vida. El momento donde dos sentimientos aparecieron: la felicidad y la tristeza.

Un loco sin remedio [ SR #2 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora