Capítulo 37: Borracheras olvidables.

Comenzar desde el principio
                                    

Vuelvo a bajar yendo para el living donde hallo a Kev sentado en el sillón. Me siento a su lado.

Apoyo las carpetas y mi cartuchera en la mesita frente a nosotros. La abro, saco una lapicera y copio las fotos que me pasó Cass del último trabajo que hicieron porque yo falté. Encima es de filosofía, joder, lo más aburrido de todo el puto mundo. Ya tengo a un filósofo al lado mío imagínense.

—Dame este que lo hago yo. Recuerdo que ese trabajo ya lo había echo. Obviamente tiré todos mis trabajos porque sino te los daba pero te ayudaré, el profesor Harper también fue el mío.

—Dios... En serio gracias.

—No tengo nada para hacer en esta hora. ¿Cuántos trabajos tienes para hacer?

Me pongo nerviosa y me río.

—¿Veinte?

—¿Veinte? ¿Es un chiste?— me tapo la cara avergonzada —¿Y cuántos puntos tienen?

—¿Entre quince y veinticinco?

—¡¿Por qué lo preguntas?!

—¡Porque no sé, estoy nerviosa! ¡Solo me descuidé cuatro días!

Suspira. Creo que optó mal en ayudarme.

—¿Cuántas materias?

—Los trabajos se reparten en diez materias. Justo dos para cada uno. De las otras cuatro que tengo, algunos no mandaron trabajos y algunos sí, pero los hacía en clase.

—¿Cómo matemáticas?

—Y contabilidad.

—Las mejores materias— asiento sonriendo —sugiero que empezemos por filosofía, economía, historia y política así terminamos más rápido, dejemos física, química, literatura y demás para lo último que siempre me costaba un poco.

—Habla en plural.

Se ríe y comenzamos a completar todo. Buscamos en internet, en libros que había guardado, libros que él tenía en su biblioteca, y nos lleva solo 40 minutos cuando lo detengo diciéndole que voy al baño.

Me dice que me espera cuando desaparezco por el pasillo. Sonrío maliciosamente poniendo mi plan en marcha. Corro hasta el auto sacando con cuidado el pastel que mandé a hacer. Perfecto. Kari en serio es una genia. Vuelvo, me detengo en la cocina para encender la vela y sigo mi recorrido. Le dije a Kev antes que no hacía falta prender las luces del living porque la chimenea iluminaba bastante. Me hizo caso, y fue un punto a favor. El ambiente quedo con una luz tenue. Perfecta.

Lo miro de lejos. Él ni se inmuta. Está concentrado con el libro en sus manos.

—Creo que ya encontré la respuesta de este punto. Era complejo pero lo entendí porque había palabras claves y...

—Feliz cumpleaños a ti...— sigo cantando, él está pasmado y atónito. No se lo puede creer.

Agradezco que cayó domingo su cumpleaños (cumple el 22 de mayo) porque puedo emborracharme toda la noche.

Me siento su lado corriendo las carpetas y libros para apoyar la torta. Termino mi canto horrible aplaudiendo como una niña de 5 años. Él se ríe y sopla la vela.

El Miedo De Ámbar #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora