Capítulo 55

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Al llegar a la casa, me reciben la abuela y la mamá de mis amigos con abrazos, besos y lágrimas de la emoción. Nunca había sido tan bien recibida en mi propio hogar, todo esto me emociona bastante.

—Mi niña al fin estás bien, estás toda flacucha pero tranquila que te tengo una lista una cena sabrosa —sonrió porque sin dudas son las palabras de una abuela

—Mamá deja a Abi respirar, aún tiene que reposar, vamos te acompaño a tu habitación —asiento y junto a Clara camino hasta mi habitación, ella me ayuda acomodar las almohadas —. Claus está en la escuela vendrá a verte más tarde

—Está bien

—¿Necesitas algo?

—No, gracias, ya los he molestado bastante

—No seas boba, para nosotros eres parte de la familia, te conocemos desde niña

—Ustedes también son parte de mi familia —le digo sonriendo

—Ahora descansa, ya sabes como es mi madre, horita vendrá a llenarte de comida

—Bueno mientras hayan galletas no me quejo

—Se lo diré —me dice y luego me deja sola

Tomo a un lado la caja con el teléfono nuevo, por suerte tenía guardada gran parte de mi información en la nube por lo que dedico un buen tiempo a configurar mis redes sociales, revisar correos y el tiempo pasa tan rápido que ni cuenta me doy en el momento en que se hace de noche.

U toque en la puerta, me sobresalta y sin duda no me encuentro preparada para lo que me espera, ahí como todo un bizcocho, con una simple polera de mangas largas, pantalones rasgados y zapatillas blancas se encuentran esos impactantes ojos verdes con una bandeja en las manos y una sonrisa que sin duda he extrañado como loca.

No sé en qué punto está nuestra relación o si al menos existe una posibilidad de volver, lo que sí tengo claro es que justo en este momento siento unas asombrosas ganas de saltar sobre él, amárralo y no dejarlo ir nunca más.

—¿Qué haces aquí? —Es lo primero que logro decir y en automático me arrepiento, porque hace parecer que no deseo verlo —Quiero decir, eh hola

—Hola —entra y me da la bandeja, en ella hay un caldo que huele delicioso, jugo de frutas y galletas de las que me gustan —Vine a verte, le pedí a todos que se marcharán, espero que no te moleste

—No para nada —Imaginé tanto este momento que justo ahora no encuentro palabras para describir lo que siento, lo tengo delante y las palabras se quedan atascadas en mi garganta, supongo que lo nota porque se ríe —¿De qué te ríes?

—No es nada, vamos come —Hago caso porque realmente tengo hambre, pero me interesa mucho saber que tiene para decirme —¿Cómo te sientes?

—Bien, mucho mejor

—Me alegro, me siento más tranquilo ahora que te veo —lo miro anonada, porque este hombre que tengo en frente es justo el mismo del que me enamoré y no el que me trató mal y me pidió que lo dejara porque ya no me amaba

—Te ves hermosa —dice y me coge por sorpresa

—No mientas, estoy hecha un desastre

—Por eso es que estás bella, te ves natural. Justo así me gusta recordarte —me es imposible no pensar: diosito mándame fuerzas porque si sigue así salto sobre él.

—Desapareciste, no escribiste más

—Lo sé, tengo mucho que explicarte, pero mañana esta noche solo quiero pasarla a tu lado, si así lo quieres —lo observo callada y noto su triste mirada, es evidente que algo sucede, no solo su ropa cambió también él. Algo en su interior sufre y no sé si será por mí, quizás por otra cosa pero justo ahora quiero ser esa ancla que lo ayude a superar cualquier barrera. De algún modo ya no estamos en el mismo sitio de antes, pero mi amor hacia el sigue siendo el mismo, y aunque no lo diga se que el se siente igual, lo veo en sus tristes ojos, y en todo el sacrificio que debe haber hecho para poder salvarme.

Como negarme a alguien así, que es capaz de romperse en mil pedazos por mí, sin duda este hombre es imposible de superar. Dejo la bandeja a un lado, me inclino con cuidado y lo abrazo, porque de la forma en que me mira sé que es justo lo que necesita, no decimos nada, solo nos abrazamos durante varios minutos en los que el único ruido de la habitación es nuestra respiración.

—Puedes quedarte el tiempo que quieras —digo sin levantar la cabeza de su hombro

—Gracias —cuando considero que es suficiente, me alejo de él y vuelvo acomodarme en donde estaba

—Termina de comer, vamos —dice y coloca la bandeja entre mis piernas una vez más

—¿Tú ya lo hiciste?

—Sí, estuve con mis hermanas toda la mañana y cené con ellas antes de venir

—¿Cómo se encuentran?

—Bien, Zennet está emocionada con sus clases y al parecer lo que ocurrió hizo a Zoe escarmentar porque ya no lleva esa vida de fiestas

—Me alegra, son buenas chicas

Mientras termino mi comida, el me hace historias de las mellizas bastante divertidas, disfruto del momento sin pensar en un mañana ni en todas esas cosas debemos decir. Cuando acabo, vamos a la sala y acurrucados en el gran sofá vemos juntos la película Amor de Medianoche, el cual me tiene llorando como loca tras el triste final.

Pero luego de eso, recibo una sesión de besos inesperada que me hace olvidar todo y me lleva hasta las mismas estrellas. Disfruto de mi bizcocho cada segundo, porque sin duda fue lo que más extrañé en todo este tiempo.

Lluvia de BesosTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang