Wattpad Original
Te quedan 8 partes más de forma gratuita

Capítulo 2: Usuales inseguridades

89.2K 5.2K 2.5K
                                    

—¿Se puede saber por qué le estás diciendo sandeces a Akio? —Le pregunté a Ivy al día siguiente, en la mañana, antes de nuestro primer periodo de clases mientras sacábamos nuestros libros del casillero. No le había podido hacer la pregunta antes en el camino aquí porque Akio era nuestro conductor, y por supuesto, no quería que él oyera nuestra conversación.

Así que al estar solas podíamos hablar de lo que sea.

Los grandes y bonitos ojos marrones de Ivy se entrecerraron.

—¿De qué hablas?

—No te hagas la tonta —le regañé—. ¿Cómo es eso de que estoy interesada en Rhett Saunders?

Su rostro se alzó, y sonrió como si hubiera sido una gran hazaña.

—Se lo dije para que le diran celos. ¿Funcionó?

Apreté los labios antes de responder, cerré mi casillo con un furte golpe, con furia.

—Por supuesto que no. Akio solo me ve como su hermana —renegé.

—Por favor —resopló ella—. Ese chico está ciego, es obvio que le gustas. Confía en lo que te digo. Pero es lo suficientemente tonto como para admitirlo. Tiene miedo de dañar su amistad de años contigo por lo que siente por ti.

Mi corazón empezó a latir rápidamente.

—¿Cómo lo sabes? —pregunté, casi con desesperación—. ¿Él te djo algo?

Hizo una mueca.

—Bueno no, pero pienso que así es.

—Las conjeturas no ayudan ahora mismo —dije casi refunfuñando—. Hay que ser realistas. No le gusto, nunca le he gustado y nunca le gustaré.

Ivy parecía triste.

—Nunca digas nunca, Audrey. —Luego sonrió—. Lo dijo Justin Bieber.

Casi rodé los ojos, si no fuera porque sabía su fanatismo por el cantante. Era una belieber desde hacía muchos años, nunca lo pudo superar. Así como yo no podía superar a Akio.

Sacudí mi cabeza.

—Por favor, la próxima vez no intentes darle celos a Akio por mí. Eso nunca funcionaría.

—Oh, pero funcionó. —Meneó sus cejas, sonriendo siniestramente—. ¿No es así? Estaba totalmente molesto actuando como un novio celoso.

—No, era más bien como un hermano mayor actuando molesto, pero no celoso. —Ivy cerró la puerta de su casillero y suspiró—. Dejemos de hablar de él. ¿Podríamos hablar de otra cosa?

Sus ojos marrones se abrieron de más con ilusión.

—¡La fogata de verano es esta tarde! —comentó casi gritando—. ¿Qué te pondrás? Yo estaba pensando ponerme el bikini rojo que compré este verano y encima unos shorts cortos con una camiseta sin mangas color negra.

La fogata de verano era una tradición en la secundaria, una bonita manera de despedir el verano, y sobre todo, despedir las vacaciones. Casi todos los estudiantes de los dos últimos años de secundaria asistían. El alcohol estaba prohibido por ser menores de edad, y ya que el año pasado alguien coló muchas bebidas alcóholicas, este año seríamos supervisados por algunos profesores y autoridades del colegio.

Apestaba, muchísimo, pero peor era nada así que todos tuvimos que cerrar la boca y acatar las nuevas reglas impuestas por el director. La primera regla era nada de bebidas, la segunda, nada de muestras públicas de afecto entre parejas, y la tercera, nada de desnudismos.

El año pasado la pasamos genial, nos divertimos bastante en la playa, pero todo terminó rápido cuando un chico de último año, borracho, entró al mar y casi se ahogó. Eso acabó con toda la diversión. El director no tuvo más remedio que poner restricciones este año, porque nadie estaba dispuesto a acabar con la tradición. Ni siquiera él.

Amor en química | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora