Nosotros

Disclamer: Como ya sabéis, los personajes y lugares de esta historia no me pertenecen a mí, sino a Astruc y Zag. Escribo para divertirme y sin ánimo de lucro.

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Nota: Aquí está la segunda parte de mi nueva trilogía "Ladynoir". Toda ella estará ambientada en distintos capítulos del final de la temporada 3 (por si aún queda alguien que no lo haya visto, tenerlo en cuenta antes de leer). En concreto, este fic se sitúa durante el capítulo "Ladybug". Espero que os guste ^^

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Nosotros

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I.

Aquello era lo que había estado temiendo, haciéndose real ante sus ojos mientras se le secaba la garganta.

Chat...

Ladybug sentía las gotitas de sudor surcando su frente; eran molestas, pero no tanto como el sudor pegajoso que notaba entre su cuerpo y el traje. Respiraba con los labios entreabiertos por la tensión que soportaban sus brazos. Sus manos tiraban del cable de su yo-yo manteniendo a Mayura atrapada y arrodillada en el suelo frente a ella.

Intuía que algo le pasaba a esa extraña mujer; durante la batalla le pareció cansada, puede que enferma, y ahora apenas hacía fuerza intentando liberarse de su agarre. Le resultó curioso pero no iba a confiarse porque ante ella tenía la oportunidad perfecta para vencer a sus enemigos de una vez por todas.

Mayura estaba indefensa y tan cerca que Ladybug distinguía los matices frescos y picantes del perfume de la villana, solo tenía que alargar la mano y coger su prodigio. Con ella neutralizada la mitad del problema estaría resuelto. Era posible incluso que descubriéndola a ella obtuviera alguna pista de la verdadera identidad de Lepidóctero.

El sudor empezó a bajarle por la nuca. El sol de julio incidía con fuerza sobre ella, secándole los ojos. Además tenía una sed terrible y un molesto nudo en el pecho dificultaba el paso del aire.

Parece tan fácil... Volvió a pensar la heroína. Solo había un obstáculo que le impedía actuar.

Lepidóctero.

—Solo tengo que esperar unos minutos a que tú y tu mascota os transforméis de nuevo en niños —Le recordó la oscura y aguda voz del villano. Sujetaba a Chat Noir contra él, sosteniendo su mano con el Cataclism activado a la altura de su rostro. Por ahora, el prodigio de su compañero estaba a salvo, pero él llevaba razón: no les quedaban más que unos pocos minutos—; frágiles y fáciles de destruir niños.

El modo en que ese hombre hablaba, con esa burla tan exagerada en sus palabras, creyéndose superior a ellos tan solo por ser adulto, agotó la paciencia de la chica. Estaba tan furiosa y alterada que tiró más del cable, sacudiendo a Mayura que soltó un gemido.

—¡Suéltale! —Le exigió. A lo que Lepidóctero respondió con una ira similar en su semblante.

—¡¡Suéltala tú!!

—No, no te preocupes por mí —pidió Mayura con debilidad.

—¡No le hagas caso, Ladybug! —Le gritó entonces Chat Noir.