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–Si, ellos.


La desesperación me consumía, Enzo no llegaba, hace una hora tenía que estar aquí, teníamos que hablar sobre su boda, no entiendo porque yo me tengo que hacer cargo, digo, está bien suyo su hermana, pero ¿Qué hay de Sámara? Ella se va a casar no yo.

Por la puerta entro un despeinado, con labial en su camisa y con los primeros botones desabrochados.

Le lance un cojín de la sala, el me miró mal.

–Me asusté, me hubieras dicho que saldrías con Sámara–El comenzó a reír.

–Una disculpa, bella dama–Dijo caminando hacia mí.

–Ya, olvidemos eso–Dije supurando.

–Si...hay cosas más preocupantes–Lo mire con el ceño fruncido.

–¿De qué? –Le dije.

Se rasco la nuca nervioso, su mirada cayo directo a mis ojos, el color miel de estos era muy bello.

–Ya sabes no...la chica Palmer, la que tiene el certificado en doctorado la que tiene...ya sabes–Lo mire confusa.

–Esta tarde, antes de que llegarás claro, recibimos una llamada de los ángeles–Asentí.

–Ellos...–Dije en un hilo de voz.

–Si ellos...–Respondió nervioso.

–Joder, puedes esperar un poco tengo que hacer una llamada–El asintió.

Enzo.

Mire como Aradia corría a su habitación, era curioso como ella con aquel porte frío, podría romperse fácilmente, todos depende de si sabes atacarla, su debilidad es su familia, me lo a dejado claro muchas veces, inconscientemente, claro.

El hecho de que ellos estén en algún tipo de riesgo solo complica los negocios por acá, mamá ni siquiera se para por la casa, los primeros días cuando Ari llegó lo hizo porque la extrañaba, y la verdad es quien no lo haría.

Fue patético de parte del Cash, dejarla, lo más patético aún es que vino después de que ella se fue, claramente arrepentido, era tarde ella se fue y perdió todo contacto con nosotros.

De igual manera no permití que él supiera alguna cosa de ella, por un tiempo estuvo buscándola, cuando estuvo cercas tomamos algunas medidas, necesarias.

Recuerda como el rayo de luz de esa está casa se fue, ella era la alegría del hogar, ella estudiaba administración de empresas, Aradia Grensted tiene un título, termino de estudiar en los Ángeles, pero claro también como  Sydney Palmer tuvo que cambiar de carrera a una completamente diferente, doctorado.

La Aradia que todos conocíamos se murió el día que le rompieron el corazón, el mismo día que se fue.

Es seguro que no sepan mucho de lo que ocurrió, pero le explicaré un poco aquello.

Mientras que en la casa Cash las cosas estaba difíciles, los problemas eran grandes, Aradia estaba emparejada con Aegan, el mayor de los Cash.

Un día todo se había jodido y le tocó decidir a Jude o Ivy como gusten, elegir, ella eligió a Adrik, ahí frente todos Aegan dijo aquella famosa frase que rompió a mi hermanita.

"–Al menos yo sí te hubiera elegido".

Aradia estaba ahí a su lado cuando dijo aquello, su mirada se topó con la de Aegan y ella sonrió triste.

Sus palabras me quemaron, sentía un gran dolor tan solo de recordar, ella solo dijo, que Adrik tenía razón, no supe que era aquello que Adrik le dijo en ese momento.

Después lo supe, Adrik le dijo que Aegan estaba enamorado, ella estaba feliz, pero todo cambio cuando Adrik termino aquella frase.

"–Pero no de ti, de ella."

Aradia era una niña sensible, alegré, parlanchina, dulce, amigable, sonriente, amorosa y sobre todo un libro abierto para cualquiera.

Ahora ya no, es todo lo contrario, fría, despiadada, sería, antisocial, vacía, sin algún tipo de sentimiento, está es nuestra reina del hielo, incluso el nombre le queda.

Mire a Aradia bajar por las escaleras, su mirada de preocupación era algo que me llama la atención, sabía que era lo que podría decir, también que no diría nada y se lo guardaría.

–Ya está–Me dijo ella.

–Seguimos, Sámara quiere que su boda sea algo grande o pequeño–Me Pregunto.

–Sencillo, como ella–Le dije sonriendo.

–Uyy te tiene loco esa chica–La burla era clara en su voz.

–Mas que loco–Respondí.

Sámara, una chica de familia prestigiosa, su padre era un gran político, claro están metido en asuntos ilegales, por algo era socio de papá.

La sencillez de Sámara fue lo que me atrajo a ella, nos mirábamos a escondidas normalmente, yo fingía ser un Fuck Boy para que nadie se enterará de lo nuestro, su padre me odiaba.

Después de estar hablando sobre la boda y esas cosas, Aradia parecía muy emocionada, su sonrisa era grande, pero fue entonces que me di cuenta de algo, su gran felicidad no solo era por la boda.

Era por los Cash.

Nuestro pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora