Capítulo 8

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Después del colegio hemos venido todos directamente a casa de Ethan. Nos costó mucho hacer que entendiera que no podía acercarse a su hermana hasta no poder controlarse a sí mismo, que podía hacerle daño. Al final lo comprendió, pero ha estado estos días de un humor de perros.

Tuvimos que vigilar el hospital en el que estaba Abby hasta que se recuperó. Además cada vez que nos transformamos no podemos evitar sentir la culpa de Ethan, lo que es un poco molesto.

Todos esperábamos que Ethan se transformara, el consejo nos dijo que esa era la verdadera razón por la que su familia volvió a la reserva. Su padre, Jeremy, también fue un hombre lobo en su momento, por lo que tenía el gen en la sangre.

Ethan se pone de pie cuando oímos unos pasos llegar a la casa. Yo también lo hago, no puedo evitarlo al oler ese exquisito olor. Huele a bosque y a lluvia. Me voy a la cocina a beber un vaso de agua para intentar tranquilizarme. No sé lo que me pasa.

Desde la cocina, al igual que desde donde están los chicos, podemos escuchar la conversación que están teniendo ambos hermanos.

- Ya pues cuando te dé la gana de contármelo me llamas. Hasta entonces, déjame en paz.- oímos como le dice Abby a Ethan. Auch, eso tiene que doler.

Abby pasa al salón y Sam se presenta intentando que la culpa no caiga sobre Ethan. Pero nada va a parar el enfado de esta chica. Cuando creo que ya se ha ido, voy hacia el salón todavía pensando en ese olor. Me va a volver loco, no tengo ni idea de dónde viene.

Choco con un cuerpo pequeño y bajo la cabeza para ver quien es cuando sucede.

De pronto se calmaron los temblores que sacudían mi cuerpo. Me inundó una nueva oleada de calor, más intenso que el de antes, pero era una nueva clase de fuego, uno que no quemaba.

Un destello

Todo lo que me había hecho ser como era- mi amor por mi madre, la lealtad hacia la manada, el amor hacia mi hermana, mi casa, mi vida, mi cuerpo, desconectado en ese instante de mí mismo- clac, clac, clac... se cortó y salió volando hacia el espacio.

Pero yo no flotaba a la deriva. Un nuevo cordel me ataba a mi posición. Y no uno solo, sino un millón, y no eran cordeles, sino cables de acero. Sí, un millón de cables de acero me fijaban al mismísimo centro del universo.

Y podía ver perfectamente cómo el mundo entero giraba en torno a ese punto. Hasta el momento, nunca jamás había visto la simetría del cosmos, pero ahora me parecía evidente.

La gravedad de la Tierra ya no me ataba al suelo que pisaba.

Lo que ahora hacía que tuviera los pies en el suelo eran los preciosos ojos verdes que estaba contemplando.

Abby White.

Todo esto pasó en un instante y me caí de rodilla al suelo delante de ella apreciándola. Todo en ella era perfecto.

- Perdón no te había visto- me dice con una voz suave y dulce. Me extiende la mano para ayudarme a levantarme y me sorprendo ante la suavidad de su toque. Ella era la que desprendía ese magnífico olor.

-Él es Seth Clearwater- me dice Sam acercándose y poniendo la mano en mi hombro.

No puedo evitar agarrar a Abby de la cintura y acercarla a mi al ver a Sam tan cerca de ella.

-Mía- susurro metiendo la cara en su cuello. Podría estar así toda la vida.

Abby empieza a darme palmaditas en los hombros. La verdad no se porque pero continuo con lo que estoy haciendo.

-Suéltame- me dice . Me quedo sorprendido por pánico en su voz y voy a soltarla cuando me pega un rodillazo en la entrepierna y sale corriendo. No puedo evitar agacharme del dolor y quedarme ahí unos segundos antes de ir hacia su habitación.

-Hermano, creo que deberías tranquilizarte antes un poco.- me dice Sam interponiéndose.

-Aparta de mi camino Sam- digo empezando a cabrearme al impedirme ver a mi impronta.- Es MÍA.- digo remarcándolo.

-Lo sé Seth, pero si estas así de alterado podrías hacerle daño.- me dice Sam empujándome hacia la puerta

No puedo creer lo que me acaba de pasar.

Curioso Destino (Seth Clearwater)Where stories live. Discover now