Megumi fushiguro

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-entonces nos vemos mañana para entrenar, adiós-
Megumi se despidió de nobara y gojo después de todo un día de arduo entrenamiento. Se dispuso a irse a su dormitorio.

-vaya que la debe estar pasando mal, más que todos- dijo nobara a gojo después de todo sukuna se había quedado con el cuerpo de itadori desapareciéndolo a él. Todos trataban de sobrellevarlo y entrenaban más duro para poder hacer frente a la oscuridad que se avecinaba, sin embargo... sukuna no había hecho nada desde que obtuvo el cuerpo de itadori. De igual forma todos estaban a la defensiva.

Megumi lleno de pensamientos que inundaban y merodeaban en su cabeza llegó al pasillo de los dormitorios.
Levanto la mirada hacia la que era la habitación de itadori, el no lo aceptaba pero la pérdida del pelirrosa le había dolido de sobremanera, el chico tal vez sintió algo más que una simple amistad?Nunca lo sabremos en realidad...

Lo pensó dos veces antes de ir hasta la puerta de la habitación de itadori donde recargó su frente frente a ella
-esto está jodidamente mal, diablos, diablos- Dejó caer todo su peso sobre aquella puerta como si quisiera que itadori abriera la puerta y todo siguiera como antes. Megumi abrió la puerta y todavía seguían ahí las pertenencias de itadori, la cama desarreglada, el cesto de ropa sucia lleno, el gel de cabello con la tapa abierta.
Era como si en cualquier momento el cruzaría puerta con la sonrisa de oreja a oreja.

-este idiota- dijo megumi mientras veía los posters pegados en la pared, no lo pudo evitar el ojiazul estaba tan vulnerable justo ahora que pudo recordar como sonaba la música de yuji por las noches y llegaba a su habitación.

Megumi estaba tan enojado, tan lleno de rabia, por todo lo que había pasado necesitaba verlo de nuevo.
Megumi durmió en el cuarto de itadori esa noche.

Al día siguiente se dispuso a hacer un ritual para invocar a sukuna, ya nada le importaba, deseaba ver a su amigo una vez más. Aún que esto le costará la vida, de todas formas al parecer sukuna había perdido el interés en los hechiceros y nada se sabía de él.

Megumi salio del colegio para que nadie pudiera verlo. Cuando estuvo lo suficientemente lejos, tropezó con una piedra y cayo a un pequeño charco de agua, al parecer la caída lo había llevado a un pequeño claro, era un buen lugar y se dispuso a hacer el ritual con energía maldita,
-maldita sea, que estoy haciendo? Porque hago esto? No es como que yo vaya a poder solo con el rey de las maldiciones, no puedo con esto, pero... de todas formas ya no me importa que pueda pasarme, que sentido tiene?.- carraspeó un poco
Pero instintivamente comenzó con el ritual porque eso era lo que quería. Entonces comenzó a sentirse mareado y después todo se puso negro.


-¡Huh! ¿Pero que? ¿Donde estoy?- megumi estaba despertando en una gran cama con las sábanas blancas suaves y con un lindo aroma -que mierda paso? No puedo recordar nada? Tsk todo salió m..-
-ya desperraste!-
Fushiguro levantó la mirada y ahí estaba, pudo sentir como su cuerpo se paralizó, no podía mover un músculo, era gracias a la energía maldita de aquel ser? O solo era una reacción orgánica que tuvo al ver a Ryomen Sukuna sentado en la esquina de la cama con una gran sonrisa burlona mirándolo fijamente.

-mejor no intentes nada estupido, si hubiera querido matarte ya estarías muerto- sukuna estaba sin camisa observándolo

Megumi trago saliva -que hago aquí? Donde es este lugar? Porque me has traído aquí maldito bastardo- estaba realmente furioso quería asesinarlo, pero no podía negar que ver ese cuerpo de nuevo, ese cabello y esos ojos no le reconfortaba, al fin de cuentas era lo que buscaba.

El pelirrosa hizo una sonrisita, al fin tenía lo que quería, estaba justo en su cama y sin tener que buscarlo
. -no me digas que no te gusta mi nueva residencia? Es alucinante no? Hace tanto tiempo estaba pensando en cómo traerte aquí y vaya sorpresa, tu fuiste el que llego. Me ahorraste tanto trabajo duro, solo tuve que hacer un sencillo ritual-
Megumi no podía creer lo que estaba pasando, no sabia como llego ahí y no se había dado cuenta de que estaba en pelotas dentro de las sábanas

Nadie más Where stories live. Discover now