Capitulo 5. Un nuevo empleo.

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            Su labor en la oficina era pasar vistas civiles, penales poderes especiales, escrituras de propiedad,  recursos legales de todas clases, y otros documentos que se generaban en ese despacho.  Estaba contenta de aprender cosas nuevas.

            Era el mes de octubre, el tiempo en que se vencia el periodo de prueba. Y la socia mayoritaria hizo un anuncio un dia que la chica salio a almorzar,  ya que ella no tenia intenciones de darle el tiempo de licencia de Gladys, iba a recoger una suma de dinero para “pagarle” los días que laboro con ellos.

            —Aun no la has invitado para darle a entender lo que deseas que haga, en pago de este favor.

            —No, licenciada, no lo hago todavía,  hay algo que me lo impide.  —Observo con frustración  —Sus abuelos, ellos no dejan que me acerque más allá de lo permitido, veo que no me tiene nada de confianza.  Seguramente, la vieja de mierda esa, le ha confabulado la mente en mi contra.

            —No puedes deshacerte de ellos, yo puedo ayudarte a hacerlo. —sugirió maquiavélica — Tengo amigos en los bajos fondos que me ayudarían a quitarlos del camino para siempre, seria triste que los lindos ancianitos tuvieran un fatal y trágico, accidente — y empezó a reir malévolamente, con risa de loca desquiciada.

            —Licenciada,  no puedo ser tan obvio.  —respondió. —Algo asi será para asustarla y alejarla más rápido de lo que piensa.  Se daría cuenta que solo pretendo usarla, divertirme con ella y pasarla a mis amigos cuando me canse.  Y ya estoy harto de su resistencia a cualquier avance que haga.

            —Está bien, Hernán, quería ayudarte a adelantar lo que deseabas con ella, si su gente es tan suspicaz para sospechar de nosotros, será mejor mantenernos quietos.  Ella sola caerá, solo es cuestión de tiempo.

            Lo que no imaginaban era que una de sus empleadas, Dianette De Arco López, una de las pasantes del despacho, especializada en derecho penal.   Hernán se mostró interesado en ella un tiempo atrás,  se alejó porque ella se negó a tener relaciones sexuales con él.  Últimamente ella no lo soportaba por sus desplantes y displicencias con ella.

            —Con que están planeando meterle la zancadilla a la nueva,  bueno, llegó la oportunidad de tomar mi revancha.  — sigilosamente se fue a su cubículo y marcó un número telefónico.  Era la oficina de Maryland Ainsworth en Quarry Heights.

            —Dime,  Dianette.

            —Tengo una candidata excelente para que forme parte de nuestro grupo, tendré que estudiarla un poco para saber qué tipo de mujer es,  se llama Magdalena, tiene dieciocho años, ingenua, inocente y poco maliciosa.   Es vecina de edificio de Hernán,  pienso volarle de las manos la presa.

            —¿Cómo lo vas a hacer? —preguntó Maryland del otro lado de la línea. —Estás arriesgándote demasiado,   un día pueden descubrirte, si eso pasa no doy un centavo por tu vida.

            —No me crea tan tonta como para dejar que me descubran.  Yo estoy por poner mi renuncia en cualquier momento, pero no me voy sola,  a Magdalena me la llevo conmigo.

            —Precaución, Dianette. —suplicó preocupada por la chica que le hablaba. Era una de las comandos Alas Delta, formado casi desde que iniciaron las protestas contra el régimen dictatorial.  Nadie en el bufete sabia que ella se unió al comando de resistencia.

            —No se apure, voy a acercarme a Magdalena, intuyo que las “amigas” son una carga de envidiosas que resienten todas las cualidades que ella tiene.  De sinceridad tienen muy poco, de hipocresía y maldad, son millonarias.  —manifestó la chica con seguridad —Me haré su amiga primero.  Esta bomba explotará muy pronto.

LA EMPERATRIZ DE NUEVA YORKWhere stories live. Discover now