⋆⌘⋆ discusión innecesaria

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MARATÓN 2/4

Yibo no lo quería admitir, pero tenía cierto atisbo de preocupación instalándose en su pecho. La campana ya había tocado hace más de diez minutos y Yubin no había venido a buscarlo, ni mucho menos lo esperó en los casilleros de siempre.

Eso sería lo segundo más raro que había sucedido luego de haber visto el rostro de Yubin totalmente desaliñado, como si hubiera llorado por varios minutos.

En fin, de seguro su primo tendría cosas importantes que resolver y como él odiaba interactuar con otras personas, decidió no comer por hoy, y solo se dedicó a caminar por los pasillos sin destino alguno, tratando de conocer más el lugar. Todo hubiera sido igual de aburrido de no ser porque a lo lejos pudo visualizar a Yubin, sentado en el suelo, con las rodillas flexionadas mientras se abrazaba a ellas y escondía su rostro. Lo conocía muy bien, estaba llorando.

Corrió lo poco que los distanciaba y se puso de cuclillas. Joder, él podía ser muy frío y poco interesado frente a todos, pero Yubin era como su hermanito, aquel con el que creció la mayor parte de su infancia.

—¿Qué pasa, Yubin? ¿Por qué estás así?

—Déjame solo. —contestó al instante, sin dejar de taparse.

—¿Alguien se burló de ti o te lastimó? Vamos, dilo. Sabes que iré a golpear al imbécil.

—No es nada, Yibo. Solo vete.

—Sí tienes y mucho. ¿No me lo contarás? —suavizó su voz, intentando ser comprensivo aunque le costara mucho. —Vamos Bin.

—Es algo estúpido ¿Entiendes? Es lo que me tocaba por ser tan fracasado y un bueno para nada.

—Hey, pero ese soy yo. —intentó bromear, Yubin alzó su rostro, sonriendo débilmente mientras negaba con la cabeza. —Mierda. ¿Desde cuándo empezaste a llorar? Tus ojos se ven maltratados. Bin, ¿Qué pasa?

—Hoy decidí estúpidamente declararme...

—¿A Zhan? —completó la frase dubitativo.

—Uh, sí. —sorbió su nariz mientras jugaba con sus dedos. —Después de muchas semanas, yo tomé el valor para hacerlo, Yibo. Y, y m-me costó demasiado llegar a esa decisión pero me atreví. —su voz empezó a quebrarse.

El mayor frunció su ceño inmediato. —Te rechazó. ¿Verdad? —el tono con el que habló pareció cambiar notoriamente.

—Sí, lo hizo.

Y bien, aquello fue más que suficiente para que la cólera empezara a hervir por las venas del alfa. Un enojo extraño se instaló en su pecho. ¿Cómo pudo haber lastimado de esa manera a alguien como Yubin? No, tenía que ponerlo en su lugar.

—Hey, Yibo. ¿Qué tienes? —el menor se alarmó, el aroma de su primo cambió a uno sumamente agrio y desagradable. —¡Yibo!

Fue su último grito antes de ver cómo este corría rápidamente, el azabache no sabía que pensar, todo había cambiando de forma tan repentina.

Wang lo ignoró, tenía que ir a desfogar su enojo sea como sea en ese omega. Lo buscó pasillo tras pasillo y entonces recordó, Xiao Zhan se había quedado leyendo un dizque libro en el aula porque se sentía mal. Él había escuchado eso y además vio que Zhou Cheng salió sin su compañía.

Al llegar, abrió la puerta con tanta fuerza que esta rebotó bruscamente contra la pared, haciendo que el pelinegro se asustara de inmediato. El aroma empezó a debilitarlo, el alfa se notaba furioso.

—¿Quién te crees tú para lastimar a mi primo?

Zhan se estremeció, la voz de mando le forzaba a sacar su lado sumiso. —No sé a qué te refieres.

—Oh, sí lo sabes y muy bien. ¿Cómo te atreves? ¡Te lo advertí, maldita sea!

—¡Cállate, este no es tu problema!

—Sus problemas son los míos. ¿Crees que es bonito verlo llorar por alguien como tú?

—¿Y tú en qué derecho estás para regañarme?

Yibo le gruñó sonoramente, acercándose y tomándolo de ambas muñecas. La fuerza era tanta que al omega le ardía dolorosamente el toque, la zona empezaba a enrojecerse.

—¡Suéltame!

—¡No, no lo haré! —le gritó. —¡Estoy harto de que te des la oportunidad de rechazar a quien sea cuando no eres ni el prototipo ideal de un omega!

—¡¿Y eso a ti qué?! —intentó responder en contra de sus instintos. —Métete en tus asuntos y déjame en paz. —empezó a sollozar, el alfa aún no lo soltaba.

—¡Lo heriste! ¡Has roto lo más puro que tenía en su corazón!

—¿Y tú crees que eso no me duele a mí? —habló débilmente —Tú no tienes ni idea de cómo soy realmente y lo difícil que esto es para mí, Wang. Yo aprecio mucho a Bin, en verdad lo quiero pero no de esa manera.

El aroma de Zhan cambió, la tristeza sincera de su corazón empezó a destilarse en el aire. Yibo aflojó el agarre impuesto y pudo notar lo marcadas que estaban sus muñecas, no había podido controlarse.

—Tú no sabes cómo me pongo cuando tengo que cortar las ilusiones de las personas más cercanas a mí. —las primeras gotas saladas bañaron rostro del omega. —M-me siento lleno de culpabilidad pero no puedo engañarlos con algo que sé que no podré sentir.

Yibo no cambió su expresión pero de cierta forma, empezó a calmarse. Pero claro, la imagen de su menor totalmente frágil no se lo quitaba nadie de su mente.

—Y me importa una mierda como te sientas tú. —lo soltó, empujándolo toscamente hacia atrás.

—Pero esa es la razón por la cual lo rechacé. —murmuró, ambos se miraron fijamente. Los ojos del omega estaban vidriosos, brillaban debido a la acumulación de las lágrimas. Mordió su labio inferior y lo miró de manera tan profunda y dolorosa.

Yibo sintió y entonces, el omega corrió, saliendo del aula mientras limpiaba sus mejillas.

𝐁𝐀𝐃 𝐁𝐎𝐘 ₪ YiZhan [PAUSA]Where stories live. Discover now