—Gracias, no te preocupes. ¿Una copa? —alzó la mirada en el preciso instante en el que un mesero pasaba por su lado y casi cae torpemente, soltando la bandeja que llevaba un botella de vino y dos copas. Kim reaccionó con rapidez y alzando las manos logró atrapar ambas cosas, dejando a la pelinegra medianamente sorprendida ante tan buenos reflejos.

—¿Deseas vino? —sonrió galante.

—Uh. sí, gracias —respondió Lisa, observando el delineado rostro de la castaña y olvidando de a poco el tema de la conversación.

Un grupo de tres hombres -siendo Seung el jefe y agente de Gobierno de la capital- se encontraban en la central de vídeo cámaras, frente a un holograma que reproducía el vídeo exacto en donde aparecía Kim haciendo negocios con un par de tipos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Un grupo de tres hombres -siendo Seung el jefe y agente de Gobierno de la capital- se encontraban en la central de vídeo cámaras, frente a un holograma que reproducía el vídeo exacto en donde aparecía Kim haciendo negocios con un par de tipos.

Todos cayeron sorprendidos al notar que del cubo que le pertenecía a la chica, salía el dichoso y aclamado Wonseog.

—Lo tenemos.

—¿Así que viajas mucho? —cuestionó Lisa luego de haberle dado un sorbo a su copa de vino tinto

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¿Así que viajas mucho? —cuestionó Lisa luego de haberle dado un sorbo a su copa de vino tinto.

—Tengo que hacerlo —habló, analizando todo el lugar con su inquietante mirada—. Para salvar al mundo —murmuró mirando una por el ventanal que estaba a su costado. Totalmente alerta.

—¿Qué? —aquella frase había sonado demasiado extraña.

—Oh —carraspeó, prestándole atención—. Mosquitos, mi empresa evita plagas.

—Entiendo —asintió, sonriendo brevemente.

—¿Tú también viajas?

—No —sus ojos transmitieron una profunda decepción—. Mi abuela me trajo de Tailandia cuando yo tenía diez años. Mis padres fallecieron en un accidente automovilístico —Jennie la observó detenidamente, aquella bella sonrisa contraria había sido cambiada por una triste y apagada—. Desde entonces vivo aquí, no he viajado —suspiró—. Pero algún día dejaré mi trabajo y me dedicaré a viajar por el mundo entero —levantó su mirada, con un profundo brillo que denotaba esperanza e ilusión—. Algún día.

—Algún día —repitió Jennie—. Pero... ¿Cómo podrás saber que ha llegado ese algún día?

Lisa se encogió de hombros, sin borrar su pequeña y esperanzada sonrisa.

—Esta ciudad es algo pequeña, no es fácil dedicarte a las cosas que te gustan. Aún tengo y aprecio a mi abuela, me siento responsable de ella. Pero, yo sé que será algún día.

Jennie asintió.

—¿Entonces te gusta bailar?

—Sí.

—Bueno, muéstralo un poco.

—¿Aquí? — miró su alrededor con obvia desconfianza.

—Claro —contestó con firmeza.

—No, ni hablar. Yo bailo cuando estoy sola en casa.

—Lisa — hizo un gesto de decepción—. Bien, acércate.

—Yo...

—Acércate —repitió. La menor algo desconcertada, obedeció—. Un poco más.

Lisa se asomó, acomodando sus brazos más cerca de la mesa.

Ambas se miraron fijamente y la castaña decidió por fin hablar.

—¿No crees que en realidad algún día significa nunca? —preguntó pausadamente—. Hoy cuidas de tu abuela, mañana podrías tener pareja y luego tendrás a tus hijos —chasqueó—. Yo creo que deberías hacer lo que más te gusta. Yo vivo todos los días como si fueran el último, todo lo que tengo es, un día —sonrió alzando el dedo índice—. Así que, el día en que cumplas todos tus deseos, ese será, tu algún día.

—Pero —se quedó sin palabras. Aquel mensaje que la morena le había dicho era demasiado profundo.

—Solo cierras tus ojos... —posó su mano, tapando sus orbes—, y confía en mis palabras.

Lisa sintiéndose sorprendida y desconcertada, cumplió aquella petición.

—Al menos por hoy, vamos afuera donde la música se hace presente y bailemos —susurró Jennie—. Solo por hoy. ¿Qué dices, te animas?

La pelinegra sonrió, haciendo que lentamente su bella sonrisa se hiciera amplia.

—Está bien —musitó algo emocionada. Siendo tomada de la mano por Kim.

— Vamos entonces —ambas se levantaron, dirigiéndose al centro del pequeño lugar donde un grupo de chicos empezaban a conectar parlantes a una radio.

Jennie habló amablemente con ellos y pidió una canción bastante agradable y movida para la ocasión. El empezó a seguir el ritmo mientras la mayor la apreciaba con una dulce sonrisa y una atenta mirada. Pronto el bullicio incrementó con los aplausos y ánimos hacia Kim, trayendo consigo más gente que rodeaba por ahí.

Lisa empezó a aplaudir con energía y en menos de lo que se esperó, fue halada por Jennie.

Dirigiéndose ambas al central de la improvisada pista y comenzando a moverse con alegría y euforia.

Lisa no había vivido un momento tan perfecto como ese, haciendo lo que más le gusta y sintiéndose libre.

Jennie se acercó a ella, pero rápidamente su mirada fue a parar por sobre el hombro de la otra. Evitó maldecir, había visto a Kwang -el tipo con quién no cerró el trato de la mañana- junto a un par de tipos más.

Intentó pensar rápido y aliviada al ver que un chico pasaba cerca de ellas con un vaso de cerveza, codeó "por accidente" la bebida, haciéndola caer en la ropa de Lisa.

—Lo lamento mucho —repitió varias veces el joven.

—No te preocupes —lo calmó—. Puedes irte. Lisa, mejor ve al baño a internar quitar el mal olor de la bebida.

—Sí, tienes razón. Vuelvo en seguida.

—Te espero aquí —alzó la voz, ansiosa porque se fuera rápidamente del lugar que pronto se haría un caos.

Una vez que despareció de su campo visual, fue ágilmente hacia el restaurante en el que estaban y metió el cubo en la mochila de Lisa.

Saliendo después para afrontar lo que se venía.

—Aquí vamos otra vez —murmuró, masajeando sus muñecas y confiando en que el diamante podría aguantar en el bolso de la pelinegra por un buen lapso de tiempo.

—Aquí vamos otra vez —murmuró, masajeando sus muñecas y confiando en que el diamante podría aguantar en el bolso de la pelinegra por un buen lapso de tiempo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
The wonseog | JenlisaWhere stories live. Discover now