07; Juntos

3.9K 498 309
                                    

La palma de la mano de su madre estalló contra su mejilla provocando un fuerte sonido. No dolió realmente, pero de todas formas, las lágrimas que chorrearon de sus ojos ya no podían detenerse.

"Es tú culpa. Todo es tú culpa. Porque eres un asqueroso omega"

No. No. No.

Takemichi no sé avergonzaba de ser un omega. Pero incluso si intentaba convencerse con esa patética idea, esa sensación jamás se iría. Era inferior, era débil, era repugnante.

Comúnmente las palabras de su madre hacía él siempre eran las mismas desde que su padre se marchó, dejando atrás la imagen de la mujer cariñosa que era, sólo quedaba una pieza rota en su lugar. Aunque no tenía sentido que tratara de esa forma a su propio hijo cuando ella misma era una omega, Takemichi intentaba pensar que en realidad ella no quería actuar así y sólo estaba cegada por el dolor de perder a su alfa.

Supuso que podía echarle la culpa tanto como quisiera. Su madre quedó deshecha desde entonces, enloqueciendo y en un estado cada vez más enfermo, Takemichi no encontraba forma de lidiar con ello. Si no podía salvarla, entonces podía culparlo a él, si al menos eso la hacía sentirse mejor.

En realidad, la entendía. Por más extraño que pareciera, él también se sentía abandonado.

Tan solitario que era asfixiante. Con la delirante necesidad de que algo le faltaba. Y dolía, como una herida invisible, pero que nunca dejaba de sangrar.

De un momento a otro, su madre ya no estaba frente a él. Sólo era Takemichi huyendo, corriendo con todo lo que podía para que esa sensación lo dejara en paz de una vez. Pero la verdad no era esa. Takemichi no quería huir, no quería ignorarlo. Quería regresar allí, quería encontrarlo y... No. Takemichi necesitaba tenerlo con él de nuevo. Ese alfa. Que estuvieran solamente ellos dos. Y no dejarlo ir. Nunca volvería a dejarlo ir.

Alguien más estaba allí entonces. Sonriéndole amable, le extendió una mano. Takemichi no lo pensó mucho y la tomó también, dejando que lo abrazaran y lo consolaran. Pero el dolor simplemente no se iba.

Este no era su alfa. Kisaki nunca sería su alfa.

Nadie podía remplazarlo. Nunca. Takemichi lo sabía. Dolió cada vez más fuerte, y entendió que esto también, nunca pararía.

"Asqueroso y patético"

Estando paralizado de pronto. Su pecho ardió sin sentido. Hubo un sonido sordo junto con una risa seca. Había deleite en su mirada, burlándose de él y pisoteándolo. De repente estaba rodeado de una multitud, incluso su propio padre estaba allí de nuevo. Nunca pararían de reírse de él, era demasiado. Se sintió como si estuviera cayendo por un vacío interminable y al mismo instante se estaba ahogando. El dolor era cada vez más insufrible. Su cuerpo se había vuelto demasiado pesado, intentó subir, moviendo sus brazos y piernas con tanta agresividad que creyó que iban reventar por el sobreesfuerzo. Aún no quería rendirse, pero cada miserable intento sólo lo hundía más. No importó cuanto gritara, nadie lo escuchaba y nadie vendría.

Rodeado por la oscuridad y el frío. Se sintió tan solo, sintió tanto miedo.

—Takemitchy —lo llamó alguien, con una voz suave, sólo para él.

Dos brazos lo tomaron por la cintura, pegándolo a un cuerpo increíblemente cálido. Con una mano recorrieron su abdomen, acariciándolo a través de la tela. Una pierna se metió entre las suyas y la otra se acopló por encima de su cadera. Como si intentaran esconderlo del resto del mundo.

—Respira... —las caricias continuaron, lentas y delicadas—. Eso es.

El corazón de Takemichi palpitaba en exceso, fatigado. Sus mejillas estaban húmedas y hacía sonidos entrecortados y violentos para forzarse a tomar aire. No entendió que había pasado con claridad hasta que abrió los ojos.

No traiciones tus instintos [MiTake]Where stories live. Discover now