02; Vínculo

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Fue como si estuviera descansando en una suave y espumosa nube. Encogido en el pecho del hombre, rendido a las feromonas ajenas, casi dormido. Frotó más de cerca su lastimado rostro en el cuello del alfa, una parte de él entregada a la satisfacción que le daba esa sensación reconfortante.

El trayecto fuera del casino fue apresurado. Dejando los murmullos de las personas atrás, el único sonido en el que se centró fue en la constante respiración de Mikey. Antes de que pudiera volver en si, estaban entrando a una habitación grande e iluminada, el olor del alfa era incluso más concentrado allí. Acomodándolos entre un revoltijo de mantas y cojines, Mikey continuó arrullándolo.

Sumergido en un sentimiento de nostalgia y tranquilidad, era tan extraño, sólo se estaba dejando llevar por sus instintos por supuesto. Su omega parecía tan terco en querer humillarse a si mismo.

Pese a esto, debía reconocerlo, esta probablemente era una de las mejores sensaciones que había tenido en su vida o tal vez sólo se había puesto muy borracho con tomar un solo cóctel. Había un alivio tan aquieto en él, tan seguro y querido. Las feromonas alfa eran tan buenas y perfectas, sin poder tener suficiente de ellas.

—¿Mejor? —la voz de Mikey cantó en su oído, muy bajamente, como quien le habla a alguien dormido.

Dios bendito. Esto estaba tan mal.

¿Por qué entre tantas personas en el universo tenía que ser justamente ese alfa?

Su omega debía tener algún problema, ¿cómo podía reconocer a este hombre como un buen alfa para él? Actuando tan dócil y rindiéndose. Claro estaba que tenían una absurda compatibilidad, justo como ese día. Algo en él se sentía fascinado, cuando creyó que nunca más volvería a sentirse así.

Takemichi no contestó. Solamente pegó más su rostro en el cuello del hombre, justo en la marca de su tatuaje. Como si buscara esconderse del propio Mikey, aún cuando estaban tan cerca.

Y es que se supone que tenía que acercarse a él, pero... no exactamente así.

A Mikey no le molestaba en lo más mínimo, parecía ser todo lo contrario. Con su alfa inflándose en su pecho, solamente podía olerse a si mismo en Takemichi. Sus dedos acariciando perezosamente la glándula olfativa del omega, con la otra mano recargada en su cabeza, incitándolo a acercarse más, pacientemente, sirviendo de apoyo hasta que el omega se calmara completamente.

No tenía idea de cuanto tiempo llevaba así, sintiéndose más tranquilo, no hubo más sonido aparte de sus respiraciones en conjunto. Odiaba dejarse llevar por su débil omega la mayoría del tiempo, pero cuando estuvo a punto de romperse, no había nada de malo si se quedaba allí un rato.

—Veo que sigues siendo bueno metiendo en problemas. Realmente increíble —rió Mikey entre dientes.

Takemichi soltó un bufido como respuesta. Cuando finalmente se atrevió a levantar la mirada hacia el alfa, los ojos oscuros de Mikey ya lo observaban con total atención, sus rostros estaban comprometedoramente cerca. Las mejillas de Takemichi se pintaron vergonzosamente de rojo que incluso podía distinguirse entre las notables marcas de golpes en su cara.

—Eres... tú —sus labios se abrieron soltando un pequeño susurro y en el rostro del alfa se formó una sonrisa.

—Soy yo, Takemitchy.

Esa manera equivocada y a propósito de pronunciar su nombre, como en aquel entonces, Mikey no parecía haber cambiado mucho. Se sentía un poco tonto por no haberlo reconocido antes, con su rostro tan cerca podía detallar sus facciones más adultas y fuertes ahora.

La ansiedad volvió fugazmente, cuando las feromonas empezaron a apaciguarse. Su corazón latiendo desbocado en su pecho, la angustia punzándolo como una estaca. Mikey detectó esto inmediatamente y trajo nuevamente el rostro del omega a su cuello.

No traiciones tus instintos [MiTake]Where stories live. Discover now