20•Juntos

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Sábado por la noche.

La cena habría transcurrido de manera normal de no ser por la insistente interrogación por parte de Ran, y aunque lo mejor hubiera sido ignorar el tema como casi siempre hacía, no pudo evitar que una de aquellas interrogantes se le clavara en la cabeza. Ahora se encontraban en su cuarto, lugar en el cual, esperaba poder puntualizar una respuesta.

–¿Quieres dejar de dar vueltas? Harás un agujero en el piso.– dijo el Haitani mayor con un tono aburrido, al principio había sido divertido ver a su hermano entrar en pánico, pero luego de un rato perdió toda gracia.– No creo que sea la gran cosa.

–¿No es la gran cosa? ¡¿Entonces para que hice todo lo posible por llevarme bien con su hermano?!– frunció el ceño observando al mayor, que se hallaba extendido sobre su cama, a su parecer la pregunta formulada era sumamente obvia.–...como pude olvidarme de eso.– susurro para el mismo, solía llevar su vida fríamente calculada y en raras ocasiones olvidaba detalles, está había sido una de esas.

–De todas formas no lo entiendo.– hablo Ran, mientras empezaba a desarmar sus trenzas.– Nunca has hecho eso, ¿Porque ahora sí?– el peine sobre su mano señalaba de forma acusadora al rubio, entrecerró sus ojos.

–Porque...– no supo que responder, desde que salía con el ojiazul todo sentimiento que experimentaba era nuevo, no estaba acostumbrado a esa clase de sensaciones, algo como el amor era simplemente insignificante, un pasatiempo según el, para personas que no querían estar solas, solía pensar que tarde o temprano se alejarían de él y era por esta razón que el mismo terminaba por alejar a los demás. Entonces ¿Porque hacía esto? Porque por primera vez alguien no se había fijado en "el hermano menor de Ran Haitani" o un "chico adinerado", Souta veía a "Rindou", sin segundas intenciones, tan solo el amor inocente de un chico. Entonces lo comprendió, todo lo hacía...–Por el.

–Wow...¿seguro de que no te embrujo o algo?– sonrió burlesco, y aunque por fuera de mostrará de esa forma, por dentro de encontraba sorprendido por la actitud del menor, pero más que nada feliz, aunque tanta felicidad no le duro demasiado cuando una almohada impacto sobre su rostro.–¡Auch! ¡Mocoso! ¿Que mierda te pasa?

–Nadie me hizo ningún embrujo.– cruzó los brazos sobre su pecho, mirando de forma sería al mayor.– Además dijiste que me ayudarías, pero no haces mucho que digamos.

–¿Disculpa? Soy yo quien está escuchando tus quejas.– tomo la misma postura que el menor, pero quedó tendido sobre la cama cuando otra almohada le dio de lleno.– Si lo haces una vez más no te ayudo.

–Esta bien, no más almohadas.– se acercó a paso lento hasta la cama para luego recostarse a un lado de su hermano, observó el techo unos segundos antes de cuestionar con un ápice de duda en su voz.–¿Que debo hacer?

–Simple, solo llamas a tu algodón le dices lo que quieres hacer y ya.– llevó su mano a la cabeza del contrario para desordenar las hebras bicolor de este, sabía el lío que debía estar armando en su cabeza aunque mostrará esa actitud serena.– Confía en mí, todo saldrá bien.

–Bien.– suspiro pesadamente antes de volver a levantarse.– Ahora largo de aquí.– señaló la puerta, empujando al mayor para que abandonara su cama.

–Que cruel eres.– llevo una de sus manos a su pecho como si le doliera, se alejó de la cama llegando hasta la puerta, deteniéndose allí para voltear.– Descansa RinRin.

–Odio que me llames así.

–Lo se.– cerró la puerta rápidamente antes de que otra almohada le diera de lleno, esta vez se había salvado.

El Haitani menor permaneció unos momentos más en su cama, reflexionando en si era buena idea o no, mencionarle al ojiazul lo que quería hacer, inhaló aire antes de levantarse dirigiéndose al balcón, expulsó todo lo retenido tecleando en su teléfono el número del menor. Apoyo sus brazos en el barandal escuchando como el tono sonaba unas dos veces antes de que una voz contestará.

Broken || RinGryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora