6•La "no cita"

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La sensación de sentir como el frío viento golpeaba su cara le era agradable, por eso disfrutaba mucho el pasear en moto con Nahoya o Hakkai. Sin duda hubiera preferido eso antes que al rubio.

Al principio se negó a agarrar la cintura del de gafas "si no lo haces te caerás pero como quieras", recordaba esas palabras, porque ahora mismo estaba aferrado como un koala, parecía como si fuese a morir por un accidente en cualquier momento gracias a la velocidad a la que iban. Maldito loco, ¿acaso quiere morir?

Rindou por otro lado, sentía una gran satisfacción de ver cómo el de cabellos azules no lo soltaba, solo esperaba que no se diese cuenta de que había estado acelerando la velocidad solo para que el pequeño tuviera miedo. No quería un ojo morado.

–Puedo notar tu estúpida sonrisa, si no lo haces tú, yo me encargaré de borrarla– sabía perfectamente que el rubio disfrutaba de la situación y no hacía nada por esconderlo.

–¿Eh?¿De qué hablas? Mí sonrisa es hermosa– allí terminó su conversación y lo único que los acompañaba era el ruido de la moto y uno que otro auto.

Una vez estacionó, comenzó a caminar no sin antes mirarlo, comprendió que significaba que debía seguirlo, lo hizo, reconoció enseguida que subían por una pequeña colina, ni tan alta ni tan baja, al llegar a la cima sus ojos se maravillaron ante tal hermoso paisaje, la colina no era tan alta ni tan baja, pero tenía una gran vista a un campo de girasoles que parecían brillar con la aparición del atardecer.

Vio como el rubio de sentaba en el precipicio y camino hasta allí, puso su debida distancia alejándose un poco, tan cerca y tan lejos. El sol se ocultaba vagamente en el horizonte y los tonos naranjas que pintaban el firmamento lo tenían hipnotizado.

–Queria que nuestra primera cita fuera en un lugar tranquilo– dijo eso con una sonrisa calmada, esas palabras lo sacaron de su transe.

–Primera y última, recuérdalo– la sonrisa del rubio decayó al escuchar eso, sin embargo rápidamente se recupero, después de todo ese había sido el trato ¿No?. Carraspeo un poco antes de volver a tomar la palabra.

–Esperaba que pudiéramos conocernos mejor, quizá y así tendría un lindo recuerdo de mí y no la imagen de un tonto– era cierto en parte, quería poder saber más de aquel algodón de azúcar.

Se lo pensó un rato, ¿Eso estaría bien? Después de todo sería la última vez que se verían, si bien era frío e incluso cortante con las personas que se le acercaban, siempre terminaba sintiéndose mal por la conducta que tomaba, era su método de defensa y no podía evitar el estar alerta, no quería que lo volviesen a dañar.

–De acuerdo– accedió ante la mirada suplicante del rubio, tendrían lo que quedaba de la tarde para poder conversar y tratarse.
        
                               • • •

El sol había desaparecido hace horas, el cielo nocturno era cubierto por millones de estrellas y la luz de la luna. Sin quererlo habían perdido la noción del tiempo entre anécdotas, silencios incómodos, risas del rubio burlándose del pequeño por alguna que otra historia y quejidos del ojiazul por lo escandaloso que podía ser su acompañante.

En ese tiempo Rindou había descubierto que esa bolita azul podía tener la imagen de alguien tierno, pero la verdad era que, podía darle un paliza si se lo propusiera, que su cabello era real y no una extraña peluca como el pensaba, que le gustaba mucho cocinar junto a su hermano, el tipo de música que escuchaba y lo que le interesaba.

Es como si intentara esconderse detrás de esa capa de frialdad ¿Porque te escondes pequeño Souta?

En cambio a Souta, el rubio le parecía alguien despreocupado, actuaba como si solo el importase y el mundo que lo rodeaba solo estaba ahí para hacer contraste, estudiaba en una escuela privada y no le iba tan mal, ahora sabía también que también tenía un hermano mayor y le quería y apreciaba mucho.

¿Porque actúas como si no te importase cuando te jode la cabeza?

Ambos tenian muchas cosas en común y otras en las que se diferenciaban, por primera vez la pasaba bien con alguien que no era su hermano o Hakkai, y todo se fue por un caño en un instante, ahora mismo se cuestionaba el como una simple pregunta podría romper el ambiente.

–¿Porque escondes el como en realidad eres?– un silencio incómodo se formó y el aire pareció volverse pesado.

En el pasado había intentado volver a relacionarse con alguien, más no le funciono, ya que lo tachaban de doble cara y que sólo jugaba con los sentimientos, siempre terminaban alejándose dejándolo como al comienzo, solo y con el corazón en un hueco.

No supo en que momento, no supo el porque explotó en ese momento, era como un pequeño contenedor que intentaba ignorar lo que podría hacerle mal pero no supo cómo controlarse a si mismo y algún día ese contenedor ya no tendría espacio y revalsaria, no sabía que ese era el día.

–¿Porque?– de levantó bruscamente asustando al rubio que ahora solo divisaba su espalda– ¡¡Porque intento alejar a los estúpidos como tú, esos que creen que por tener un cara bonita y un par de billetes tienen la vida comprada!! ¡No soy un maldito reto que tengan que pasar, y no obtendrán un maldito trofeo solo por tenerme!

Si respiración se oía entrecortada, como si en cualquier momento fuera a desvanecer y caer.

–¡Joder soy una maldita persona! No necesito de estúpidos regalos, no necesito palabras bonitas, yo ... yo no ... – se sentó otra vez escondiendo su cabeza entre sus piernas, sentía como su voz se quebraba cada vez más y estaba seguro de que si seguía hablando lloraría, intento reprimir el llanto y una lágrima traicionera cayó.

Sigues cayendo en el mismo abismo del cual aún no puedes salir.

Tenía razón, Rindou lo admitía, el chico solo le había atraído por el simple hecho de no ser tan fácil de persuadir, siempre que salía con alguien era por el simple hecho de no estar solo, pero nunca duraba más de unos meses, solo sentía atracción y la emoción de sentir que lo estaban retando, quería ganar, pero el mirar ahora como el ojiazul se hacía bolita y se escondía como si eso fuera suficiente para protegerse, le hacía sentir asco de sí mismo y un revoltijo en su estómago ¿Que estaba haciendo?

Su hermano le advirtió "no te precipites con lo que haces", pero no escucho y le tocaba sentir esa sensación de odiarse a si mismo, si antes lo había hecho y no le provocaba sensación alguna ¿Porque ahora sí? ¿Porque el mirarlo intentando no llorar, lo hacía sentir culpable?

–Llevabame a casa – el susurro del menor lo saco de sus pensamientos, quizá no estaba mal lo que haría.

–Oye Souta, no deseo hacerte daño, es por eso que te pido que seamos algo– tomo una pausa antes de continuar, ya no había marcha atrás– ¿Podemos ser amigos?

                               • • •

El transcurso del viaje fue silencioso, cada vez que alguno quería tomar la palabra terminaba por callar y apartar la mirada.

¿Podemos ser amigos? Las palabras todavía resonaban en su cabeza, no lo entendía, lo confundía demasiado, se sentía tonto porque quizá y se había equivocado al pensar así del rubio. ¿Como debía responder a eso?

–Bien entonces, aquí nos despedimos– no se dio cuenta de cuando llegaron, se aproximó a la puerta, ahora, ¿Era correcto aceptar esa amistad? Se lo pensó un rato y tomo una decisión, solo esperaba que fuera correcta.

Vio como el contrario se estaba marchando y lo soltó.

–Si – el mayor lo miro confundido – podemos ser amigos, pero no te quieras pasar de listo– entro a su casa no sin antes dar una última mirada, en la cual pudo contemplar la enorme sonrisa que de pintaba en la cara del rubio.

Después de todo su "no cita", no salió del todo mal.


Broken || RinGryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora