Pero ya no, ahora era lo que se podría esperar de una verdadera kunoichi, ya nadie podría subestimarla por su apariencia, ella era fuerte.

Se detuvo, al ver a dos hombres de pies, custodiando la entrada, dos grandes espadas en sus manos, ella los observo con cautela, peor sabia que no valía la pena gastar su chakra, y necesitaba mantener sus reservas lo mas alto que pudiera, así que fue rápida, saco dos kunais, y rápidamente se movió en silencio hacia ambos, aun cubierta por su genjutsu.

— Gato esta planeando destruir ese puente, después de que el shinobi saque a los demás shinobis, luego lo matara, y cobrara su recompensa.— hablo uno de los guardias.

— Espero que al menos nos deje divertirnos con la hija del viejo, escuche que es hermosa.— contesto el otro, con una sonrisa lasciva en su rostro.

— Yo escuche que...— no termino, ya que su cabeza cayo rodando a los pies de su otro compañero, el shinobi abrió sus ojos en nuevas proporciones, y vio esto entre pánico, y temor.

— Que demonios...— tampoco termino, cuando sintió un dolor punzante atravesar su pecho, y luego nada.

Sakura dejo caer su ilusión, y vio ambos cuerpos, no se molesto en ocultarlos, simplemente los dejo a un lado, y limpio sus kunais, había sangre en su capa, y en sus manos, pero no le importaba, se abrió paso a su objetivo final. Sabia que para no asustar a los rehenes, debía lucir perfecta, y no con sangre en su ropa, rostro, y manos, así que trazo un pequeño genjutsu, para ocultar esto, al menos hasta que estuviera fuera de la vista de los civiles.

Cuando entro a la tienda llena de rehenes, sintió una oleada de repulsión e ira, mujeres de todas las edades estaban allí lastimadas, heridas, sufriendo.

No tenia que imaginarse que habían estado haciendo estos parasitos, con ellas, muchas estaban tan heridas, lucían golpeadas, y con surcos de lagrimas en sus rostros. Ropas rasgadas, ella sabia que era, y ahora mas que nunca, sintió un subidos de sed de sangre, quería matarlos a todos con sus propias manos.

Sabia que tendría su momento.

También habían niños entre ellas, y pocos hombres, que lucían muy heridos.

Miro a todos con cautela, podría contar al menos a unos 100 de ellos, necesitaba sacarlos del campamento sin que nadie lo notara.

Pensó en alguna forma rápida, pero no había una, solo quizás si pudiera volar, así que tendría que instarlos a caminar, mientras ella los protegía. Llamo a la primera chica en su camino, cuando puso su mano en su hombro para despertarla, la mujer salto en su agarre, comenzó a gritar, y llorar, mientras se revolvía, Sakura sintió repulsión.

— No, no, no, por favor, no me lastimes— suplico la dama con voz quebrada, sus gritos despertaron a todos los demás rehenes.

— Shhhh— ella hizo que la viera, al ver a la chica, la mujer se calmo, peor a la vez temió.— soy un shinobi, vengo a ayudar.

Todos en la gran carpa, observaron a la niña, que no podría ser mucho mayor que otras chicas en la carpa, pero era diferente, su postura confiada, su ropa, su aura, gritaba a todos que no mentía.

— Konoha nos ha enviado, ahora si pueden escucharme, los sacare a todos, se que están cansados, y heridos, pero por favor, es su única oportunidad de volver a casa, con sus familias.

— ¿De-De verdad nos ayudarás?— un niño que no podría ser mayor de seis años, pregunto con temor a Sakura, mientras se aferro a una uña mayor, quizás 14 años. Sakura lo observo, y sintió mas ira, estas personas estaban tan heridas, agotadas, y lucían como si no fueran sido alimentados en días. Ella los haría pagar, asintió, tratando de darles su calma.

La Tercera Rama©──「ɴᴀʀᴜᴛᴏ ғᴇᴍ」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora