—Ten, maneja el auto —su abuela le extendió un par de llaves, haciendo que Lisa abriera desmesuradamente los ojos.

—¿Qué? —aún no cabía con la sorpresa que la golpeó en ese instante—. No, abuela, no puedo tomarlo. Ese, ese auto fue del abuelo, es algo muy preciado para ti. Yo no podría...

—Claro que sí puedes —le interrumpió—. Ese será un regalo y un dije de la suerte —sonrió levemente, haciendo notorias las líneas de expresión que había adquirido con el pasar de los años—. En este auto tu abuelo me llevó a nuestra primera cita —la nostalgia era palpable ahí, la pelinegra podía sentirlo también—. Fue ahí donde supe que había encontrado a mi pareja para toda la vida —suspiró con lentitud. No es fácil cuando el que era el amor de tu vida ya no está más junto a ti y solo quedan los recuerdos de cuando estuvo vivo—. Es por eso mismo que quiero dártelo, tal vez esa persona que suba ahí... sea la correcta.

Lisa se sintió tan conmovida que luego de tomar las llaves, volvió a abrazarla fuertemente. Su corazón se sentía muy tocado y frágil, por poco y sentía que podía botar pequeñas lágrimas.

—Gracias, muchas gracias, nana.

—Te deseo lo mejor, suerte.

Y con una inesperada pero emotiva despedida, Lisa subió al coche, sincronizó el GPS y tomó rumbo al restaurante en el que esperaría a Kang.

Y con una inesperada pero emotiva despedida, Lisa subió al coche, sincronizó el GPS y tomó rumbo al restaurante en el que esperaría a Kang

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

La tailandesa se adentró con algo de nerviosismo al local, siendo recibida rápidamente por el recepcionista.

—Muy buenas noches. ¿Usted ha reservado una mesa?

—Uh, sí, bueno... en realidad yo —estaba insegura de decir la razón de su presencia. Era vergonzoso—, yo tengo una cita con...

—¿Cita? —recalcó, para luego sonreírle ampliamente—. ¡Ah, ya veo! ¿De AmorReal.com cierto? —Lisa solo asintió, hasta el nombre era ridículo—. Dígame su nombre completo.

—Lalisa Manoban.

—Bien, su compañera es la joven Kang Seulgi. Ya tenemos una mesa por aquí —empezó a caminar siendo seguida por la chica.

—¿Cómo sabe todo esto? —realmente estaba sorprendida.

—Este restaurante como muchos otros del lugar ha formado un consorcio con la página web AmorReal.com —jaló una silla, haciendo que ella agradeciera y se sentara lentamente—.
De esta manera ambas entidades salimos beneficiadas —sonrió con amabilidad—. ¿Quiere pedir algo?

—No, aún no. Esperaré por mi compañera, gracias.

El recepcionista asintió, dio una leve venia y se fue nuevamente a su lugar. Lisa llevó su vista al pequeño cartel de la mesa, donde estaba escrito el número de ubicación, el logo de la página y su nombre completo junto al de la chica desconocida.

Sonrió con un ápice de esperanza y poniéndose cómoda, ladeó su cabeza levemente para ver lo que había a través del gran ventanal que estaba a su lado.

Sonrió con un ápice de esperanza y poniéndose cómoda, ladeó su cabeza levemente para ver lo que había a través del gran ventanal que estaba a su lado

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Jennie suspiró cansada, su pierna aún dolía un poco pero no podía darse el lujo de moverse y salir de ahí por al menos un par de horas más. Estaba segura que esos imbéciles estaban rodeando como buitres en busca de algún trozo de carne.

—Agh. ¡Tengo hambre! —se quejó y, es que desde aquel encuentro con Kwang y sus hombres, no había vuelto a probar bocado alguno de comida—. A la mierda —murmuró por lo bajo.

Se reincorporó notando que ya estaba más recuperada, salió de aquel desolado apartamento y decidió ir a comprar algún tipo de comida rápida y para nada saludable.

Bajó uno a uno los escalones, topándose inmediatamente con varias personas moviéndose de un lado para el otro. Enganchó sus gafas a la chaqueta y empezó su camino por la angosta acera.

Su despreocupada mirada se paseaba una a una por los restaurantes, sin embargo, fue inevitable no poder quitar su vista ante la preciosa imagen de una chica.

Desde su cuidada y sedosa cabellera oscura, su perfil con aura de inocencia, aquella nariz perfilada conectándose con su filtrum hasta llegar a un par de labios redondos, rosados y brillantes. La chica poseía una piel blanquecina que se notaba muy reluciente bajo la fuerte tonalidad de la luz y, su mirada estaba fija en algún punto que Jennie no pudo descifrar.

Realmente perfecta en todo el sentido de la palabra.

Un precioso ángel.

La castaña no tenía dudas.

Y en medio de aquello, Kim no supo porqué y mucho menos entendió cuándo su cuerpo empezó a moverse por sí solo hasta dicho local en donde se encontraba el ángel.

¿Qué estaba haciendo?

Rápidamente su mano tomó la perilla y abrió la puerta, analizando con la mirada a toda la clientela mientras daba unos cuantos pasos.

Lisa, que ya desde hace más de una hora y media seguía esperando, pudo sentir la llegada de una nueva persona. Con rapidez alzó la mirada, chocando al instante con un par de orbes felinos y brillantes que también la veían.

Lentamente esbozó una pequeña sonrisa y se levantó de su asiento, dirigiéndose hacia la coreana.

Jennie se sintió descolocada al notar que aquella linda chica la estaba saludando, pero no se abstuvo y le correspondió agitando levemente su mano derecha.

—Hola —dijo Lisa ni bien ambas estuvieron frente a frente—. ¿Eres Kang Seulgi, verdad?

—¿Uhm? —balbuceó. ¿Quién era esa?

—Seulgi, pues, de AmorReal.com —la pelinegra señaló la mesa en donde estaba el pequeño letrero.

—¡Ah, sí, sí! —tragó saliva, no sabiendo qué hacer ahora—. Un gusto, soy Kang Seulgi —extendió su mano siendo correspondida al instante por la delgada mano de Lisa.

Ambas se sonrieron levemente. Kim no sabía en qué lío se había metido. No lo entendía, es como si ver a aquel ángel la había hecho perder la cordura de sus actos, arrepintiéndose ahora de las consecuencias que podrían venir.

Pero tampoco podía rechazar la oportunidad de conversar con alguien dueña de una belleza tan etérea como era la de la bonita pelinegra.

Pero tampoco podía rechazar la oportunidad de conversar con alguien dueña de una belleza tan etérea como era la de la bonita pelinegra

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
The wonseog | JenlisaWhere stories live. Discover now