Capitulo: 1 Sueños idealizados.

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Si logro salvar un corazón de romperse,
no viviré en vano;
si logro borrar de una vida el dolor,
o enfriar una herida
o ayudar a un esfumado petirrojo
a regresar a su nido de nuevo,
no viviré en vano.

Emily Dickinson .

Jud miraba de lejos aquellos preciosos ojos color gris, para muchos eran vacíos y sin chistes, pero para ella simplemente contenían la galaxia completa.

— Confiésale que te gusta y acaba ya con ese martirio, es nuestro último año y posiblemente no lo veas en tu vida...

Jud con la garganta seca y los oídos cansados de escuchar el mismo consejo una y otra vez de su mejor amigo responde:

— No es necesario, solo tengo 18 años, es una pérdida de tiempo confesar mi amor cuando...— Ella detiene sus palabras, al notar que el chico la mira, baja un poco la mirada y no puede evitar sonrojarse un poco.

—¿Por qué es una pérdida de tiempo?—dice Jim, ya que está aburrido y el almuerzo se está extendiendo demasiado para su gusto.

— Si me declaro hay una gran posibilidad que él sienta lo mismo—dice no creyendo sus palabras— ¿cuánto duraría lo nuestro? ¿Unos meses?... cómo mucho—Toma aire de una manera dramática y prosigue —nuestras almas deben de madurar y entrar en varias catarsis para luego aceptar que toda la vida estuvimos hechos el uno para el otro... así nos encontraremos en una cafetería un otoño, ya con nuestros sueños cumplidos, y con la perfecta madurez de iniciar una relación que va a durar dos perfectos años, luego me va a proponer matrimonio frente a un lago lleno de cisnes y a los 3 meses de compromisos nos casaremos, después tendremos 2 hijos—sonríe como boba—él tiene cara de amar a los niños—termina de decir Jud mientras suspira.

Jim mete en su boca un bastón de zanahoria y por un instante sintió mucha lástima por su mejor amiga.

—Creo que aquellos bucles te están afectando un poquito el cerebro— sigue comiendo y no evita sonreír un poco con todo aquello, no se cansaba de escuchar las fantasías de su mejor amiga.

Jud rueda los ojos, se quita un mechón de aquellos cabellos rebeldes y responde:

— Mi manera de amar es madura, solo es eso—recuesta su cabeza en la mesa de aquella cafetería, mientras por debajo de la mesa toquetea sus dedos para calmar su ansiedad, pensar en el futuro por más fantasioso que resultara la ponía nerviosa.

—Más bien cobarde, temes que el chico raro del salón te rechace... es duro tal pensamiento, porque míralo él es un 5 y tu un lindo 10.

—Es que lo odias... y no soy un 10, si fuera delgada al menos llegaría a un 8.

—No lo odio, simplemente no me cae bien, es diferente... y para mí eres un 10.

—Tú no cuentas, tu amor es ciego.

Jim la observa.

Aunque reflexionándolo bien eres un 7 arrastras—bromea Jim.

— Sigue comiendo tu bastón de zanahoria gordito...

Jim finge indignación y responde:

— Eso es una micro gordofobia ...

— Estás gordito ...Y tal contexto no existe.

— Si, pero no dejas de ser gordofobia.

— No es cierto, me gustan tus mejillas regordetas, además yo estoy gorda, sería ilógico ser gordofobica.

—No eres gorda, estás rellenita de amor.

—Me dices eso de nuevo y no dudaré en meter esos bastoncitos de zanahoria que estás comiendo donde no te da el sol.

Analizando Nuestras Vidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora