única parte.

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Una tranquila música se escuchaba por el lugar, de lejos una joven pareja venía en silencio, totalmente cansadas de haber caminado tanto.

De suerte no se habían pasado de tragos y podían mantenerse de pie. El restaurante al que estaban entrando estaba lleno de gente bebiendo, mas tenían un control para no hacer el ridículo.

Sorpresivamente, Angie era la que mejor podía distinguir las cosas y la que mejor podía comportarse, sosteniendo a su novia, quien parecía estar a punto de caerse al piso y rodar.

Brisa claramente no estaba en sus cabales, balbuceando y cuestionando cualquier cosa que pase delante suyo. A Angie no le molestaba, es más, le parecía gracioso ver sus expresiones faciales y las tontas conclusiones a las que llegaba.

Como la de hacía minutos atrás.

«─ ¿Cómo es posible que nuestros dientes sean fuertes y ─ se detuvo, ladeando la cabeza y haciendo una cara de sorpresa ─ no podamos romper los vasos de vidrio? No tiene sentido. ¿Por cuánto te comerías un vidrio?»

Angie, como era de esperarse, carcajeó. Demasiado fuerte que Brisa la miró como si hubiera visto a un zombi. Con sus ojos llenos de curiosidad y su boca formada en una "O" grande.

Había que admitir que era una de las pocas cosas más coherente que había dicho en el transcurso de la noche. Había cuestionado el porqué los pensamientos existían y si eso era esquizofrenia; si las emociones era tal cual Intensamente y porqué aún no la habían llamado para ser la actriz del live action de Coraline.

Angie solamente le respondió: ─ Vamos al baño, Bri ─ ganándose una mirada pícara.

─ Pelotuda.

Ambas caminaron hasta llegar al baño de damas, habían tardado más del que querían puesto que Brisa se había quedado observando a una vieja pareja desde lejos y empezaba a lanzar preguntas al azar, de las que Angie simplemente no sabía qué decir y terminó uniéndose a ella.

«─ ¿Cómo pueden seguir aguantándose? ¿Por qué no es mujer y mujer en vez de hombre y mujer? ¿Cómo se siente besar sin dientes? ¿Tendrán sensibilidad en la lengua? ¿No están sus labios secos?

Angie se le quedó mirando y agregó sorprendida: ─ ¿Vos creés que siguen teniendo sexo?

Ambas se miraron sorprendidas.»

En el baño, gracias al cielo, estaba casi desierto.

Angie la dejó con la mayor suavidad posible en el lavamanos, Brisa no tenía fuerza y no había captado que debía quedarse de pie.

Entonces se tiró para atrás, cayendo en los brazos de su asustada novia.

─ ¡Bri! ─ regañó, soltando quejidos y con sus brazos temblando. Su cuerpo estaba debilitado y tener que sostenerla así le estaba costando su espalda.

Pero la azabache simplemente rió, echando la cabeza para atrás, justamente en el hombro contrario.

─ No te enojesss osito ─ balbuceó, haciendo un puchero.

─ Parate, ridícula.

La azabache se incorporó, manteniendo una cara de pocos amigos. ¿Acaso había escuchado bien? ¿SU novia le había dicho «ridícula»?

La bicolor insultó en voz baja, acariciando sus brazos. «Es porque no estuve yendo al gimnasio» se excusó para sus adentros.

─ Vení, te voy a limpiar la cara ─ Brisa se apoyó en el lavamanos, quedándose quieta mientras la contraria intentaba hacer todo el trabajo. Se ponía de puntitas y se estiraba para poder alcanzar el grifo, echó para abajo su cabeza y como pudo, intentó limpiarla. Brisa extrañamente estaba callada y no estaba intentando salpicarla.

Angie sacó algunos papeles de esa máquina y volvió a su lado. ─ Subí la cabeza, amor ─ pidió.

Aún haciéndole la ley del hielo, hizo lo pedido y mantuvo los ojos cerrados. La bicolor se quedó mirándola embobada, recorriendo su hermosa cara con sus ojos, todavía sin caer que esa chica era su novia. Sacudió la cabeza y empezó a posar los papeles por donde caía más agua.

Luego de algunos segundos, la cara de Brisa ya estaba más o menos seca. Angie le dio un pico antes de dejarla incorporarse.

─ ¿Vamos?

Brisa se le quedó mirando, su mirada era penetrante y Angie no podía captar lo que quería.

─ ¿Brisa?

Pero ella seguía mirándola y millones de escalofríos la recorrieron.

Era como una competencia de miradas, ¿quién aguantaba menos? Brisa no, parecía ser.

─ Quiero besarte ─ dijo finalmente, con su rostro relajado y sus pupilas dilatadas.

─ ¿Me lo estás preguntando?

─ No.

─ ¿Y por qué no lo hacés?

─ Porque me llamaste ridícula.

Angie rodó los ojos ─ ¿En serio te enojaste con eso? ─ murmuró.

─ Bueno, perdón Bri, no sos ridícula, sos la persona más decente que conozco.

Brisa arqueó ambas cejas y musitó: ─ ¿Decente? ¿Yo?

─ Dios ─ Angie maldijo y se le acercó peligrosamente ─ Dejá de dar tantas vueltas y besame, pelotuda.

─ A sus órdenes, capitana.

Al contrario de lo que la bicolor pensaba, fue agarrada tiernamente de la quejida. Los pulgares de Brisa cepillaban sus mejillas amorosamente, como si no habían estado discutiendo tontamente antes.

─ Te amo, Angie ─ escuchó y se sintió como una dulce melodía. Entreabrió los labios para responderle, pero fue entonces cuando esa melodía se completó, chocando contra sus labios de manera dulce, escondiendo la necesidad.

La canción de fondo y los movimientos suaves iban al compás.

"Oh my God, I can't believe it
Out of all the people in the world
What is the likelihood of jumping
Out of my life and into your arms?
-Oh My God, Adele."

serotonina ─ [ BRANGIE ]Where stories live. Discover now