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Where's my love — SYML.

D R A C O.

Decir que el día estaba nublado, se quedaba corto.

Habían varias nubes sobre el cielo, tapando al sol y privándole brillar con la intensidad que lo hacía cuando Draco besaba a Isabella, y ella le sonreía.

La tierra estaba mojada a causa de la lluvia, haciendo que todo oliera a pasto y tierra.

Un aroma agradable en otros momentos, en este ningún aroma era agradable.

Ningún abrigo le podía quitar el frío que Draco sentía en ese momento. Era un frío que se colaba por su corazón y penetraba sus huesos.

El peso del cansancio estaba sobre sus hombros, haciendo que Draco tuviera la espalda encorvada.

Alzó la mirada al cielo y las gotas de lluvia cayeron sobre su piel pálida.

Antes de llegar a ese lugar, había echado un vistazo al espejo; ojos rojizos, ojeras adornando la piel por debajo de sus ojos y labios partidos.

No había necesidad de decir que estaba mal, se podía ver a leguas.

Suspiró una vez, y otra más.

Paso las yemas de los dedos sobre el mármol y sintió el frío y la humedad de éste. Entonces pensó que su esposa pasaría frío. El peor frió de toda su vida. Y se le congeló aún más el corazón tras ese pensamiento.

No podía hacer nada para evitarlo, y se odio por eso.

Isabella Malfoy, la chica que adoraba sentir la calidez del sol sobre su piel, ahora pasaría frío.

Sus ojos picaron y parpadeó varias veces, tratando de ahuyentar las lágrimas.

Ese día Draco Malfoy conoció el dolor. Conoció qué es el amor y el desamor. Conoció las lágrimas y los gritos de desespero.

No iba a tener más días con Isabella. Días llenos de amor y de paz junto a ella.

— Draco.

Escuchó la voz de su madre y metió las manos en los bolsillos de sus pantalones negros, levantó la cabeza y vio el rostro de su madre. Se le veía demacrada. Las bolsas que siempre trataba de esconder, ahora estaban visibles sobre la piel de sus ojos.

Draco suspiró, dejó caer la cabeza y se acercó a su madre.

La mujer lo envolvió con un brazo y comenzó a caminar junto a él.

— Has pasado por muchas cosas a tu corta edad, Draco.

— Es porque soy malo.

Una pausa, entonces un suspiró.— ¿Quién te ha dicho tal mentira? No existen personas malas, solo existen personas que les pasan cosas malas. Y no por eso necesitas actuar como una persona mala — negó con la cabeza —. Todo lo contrario, Draco. No vuelvas a cerrar tu corazón, tampoco vuelvas a las malas andadas por las cosas malas que te pasan. Madura y aprende de ellas. Es lo mejor que puedes hacer.

— Bien.

La mujer le besó la nariz al llegar, y aunque no podía comparar ese beso con el de Isabella, lo hizo. Isabella era la única persona que le besaba la punta de la nariz, con mucho cuidado; como si la nariz de Draco fuese de porcelana y sus labios tuviesen espinas.

Ella lo hacía cuando ambos estaban a la misma altura, acostados. Ella se acercaba a él, sin dejar de mirarlo a los ojos y le besaba la nariz; después se alejaba y sonreía.

Una sonrisa llena de luz y de felicidad. La felicidad que Draco le provocaba.

Se llevó la mano a la corbata y la aflojó un poco, entonces giró sobre sus talones y vio la tumba de Isabella.

Arranged marriage. (D.M)Where stories live. Discover now