Elena Salvatore, gemela de Stefan Salvatore en 1989 se mudo a Portland, Oregon para empezar una vida donde sus hermanos no estuvieran involucrados y no sea ella la que tenga que salvarlos a cada rato por sus incoherencias. Ella pensaba que por fin...
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Narrador Omnisciente:
Elena Salvatore estaba aturdida, su cabeza le pesaba tanto como que si estuviera sosteniendo kilos de cemento con ella, su visión estaba algo borrosa. Poco a poco su cuerpo se fue acostumbrando al ambiente cuando cayó en cuenta que se encontraba atrapada en una silla y sus manos estaban amarradas con una soga mojada en verbena y acónito amarillo, trato de ignorar el dolor y comenzó a tratar de soltarse cuando Malachai Parker entro a la habitación.
—Buenos días, principessa.— le dijo Kai mientras sonría con los brazos extendidos.
—¿Tú me amarraste?.— pregunto indignada ella.
—Pues si quieres verlo así, entonces sí, pero la verdad solo quiero hablar asuntos contigo.— comentó el brujo sifón y agarraba una silla para sentarse frente a ella.
—¿Qué te sucede?.—
—Me engañaste Elena, me engañaste sobre tu identidad, tu familia, te besaste con el idiota del hermano de Gilbert, ¿crees que no se todo eso?.— Elena podía jurar que los ojos de Kai se hicieron de un negro azabache por el enojo.
—Pues ahora que lo sabes, ¿Cuál es la necesidad de todo esto?.— comentó Elena desafiante.
—Pues, ¿ahorita? Ninguna, estuve toda la madrugada buscando a Josette para pedirle perdón pero al parecer hizo un hechizo para que no la encontrara. Pobre, ha de estar sufriendo.— dijo él mientras con su magia, cortaba la mejilla izquierda de Elena y dibujaba un corazón; del cual comenzó a salir sangre.
—¿Que dijiste? ¿Pedirle perdón a tu hermana?.— preguntó sorprendida la hibrida, sintiendo ardor en su cara.
—Impresionante, lo sé, pero Luke no solo me dio su magia, también sus sentimientos y realmente quiero hablar con ella. Así que lo que hice fue esta carta.— el sifón, sonriente, mostró un sobre de papel.
—Kai.—
—¿Si?.—
—Quítame está soga.— sentenció ella.
—No, además, tengo unas cosas que hacer y no quiero que interfieras. Luego me encargaré de ti.— Kai dibujo (corto) una letra K en la mejilla derecha de la hibrida.
El solo se reía de las reacciones de frustración de la muchacha, pero en parte también le asombraba ver cómo los ojos de ella cambiaban a un rojo vivo y las venas en sus párpados se resaltaban y sus colmillos se miraban tan filosos. Pero aún así, se marchó dejándola sola.
