14 | Dos aves.

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—No debes creer lo que ella dijo. Tú mereces que alguien te quiera, y estoy segura de que también podrás querer de regreso.

—Deja que me mortifique un rato, extraño sentirme la peor basura de esta tierra, era más divertido cuando ella provocaba eso.

—No es sano dañarte de esa forma, Estela.

—¿Por qué no? Es lo mismo que estar triste y escuchar música triste para más profundidad.

—No es lo mismo, tonta, eso es ilógico. Es como si yo estuviera muerta y volviera a morirme otra vez para disque «más placer».

Empecé a reír, ganándome las miradas extrañadas de algunas personas que estaban cerca.

—¿Dijiste que no era la primera vez?

—¿Qué?

—Que no es la primera vez que te pasa algo como lo que sucedió con Saúl.

—Ah, no, no es la primera vez.

—¿Sí llegaron a...?

—No, y fue una suerte. No es como si cada día me hubiera encontrado con ese tipo de hombres, sólo...

—¿Sólo?

—Mi estadía en casa, junto a mi madre, era complicada ¿sabes? Quién sabe cuántos novios tenía, nunca los conté, a veces llegaban en manadas e inundaban el sitio con sus fechorías. Sergio intentaba cuidarme, hasta que cayó en el mismo abismo de las drogas.

Volví a sonreír con ironía.

—Él creía que si me quedaba en casa podría ser vulnerable para esos hombres, así que prefería llevarme a las reuniones que tenía con algunos de sus amigos, uno que otro también intentaba sobrepasarse, pero jamás lo conseguían, tal vez era suerte o tal vez yo sabía defenderme muy bien. Fue así hasta que mi madre intentó suicidarse y la internaron, Katherine se encargó de que recibiera un tratamiento hasta hoy, el cual, evidentemente, no ha funcionado; Sergio se fue, estaba en problemas con Julio, un repartidor de droga peligroso, y cada día ese tipo iba al colegio por mí para preguntarme por él.

—Entonces, ¿por eso no querías que me acercara a ti durante las salidas?

—Exacto.

—Pero... ¿Por qué?

—Tú familia es una de las más adineradas en la ciudad, Julio te habría dado problemas.

—¿Y qué más pasó?

—Sergio regresó después de un año, arregló los temas con Julio y se alejó de las drogas, debido a que ganó mucho dinero durante los cinco torneos pudimos formar una base económica de la cual sustentarnos, aunque no ha vuelto a competir y no estoy segura de que vuelva a hacerlo, en el fondo quisiera que regresara, le gustan mucho los autos y es muy bueno en lo que hace. No puedo quejarme de él, ya te lo dije, siempre ha buscado cuidarme, y es mi hermano... Bueno, medio hermano, pero lo quiero, y, pese a que sabe todo por lo que he pasado, se ha mantenido al margen, eso es lo que valoro de él, me da mi independencia y me ayuda a madurar y aprender por mi cuenta, no se involucra en lo que yo hago a menos que su presencia sea muy necesaria. Igual que Elián contigo, no como ese desastre de la naturaleza que dice ser tu hermano mayor y se llama Alfredo.

—Alfredo no es malo, sólo incomprendido, ha pasado por mucho durante su niñez al ser el mayor, además, le caes mal porque no te conoce, pero cuando lo haga podrán siquiera estar a sesenta metros en el mismo diámetro.

—No pienso acercarme a otro Montero, suficiente tengo con tu hermano y Agustín. Al menos descansaré del niño come mocos durante tres semanas.

—¿Con quién hablas?

EL FANTASMA DE HILLARYWhere stories live. Discover now