Capítulo VII

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Narra Henry:

"¿Por qué me siento triste?" —Me pregunto en mis pensamientos.

Por suerte, hoy el negocio tiene más clientes de lo habitual, así que mantengo mi mente distraída durante algunas horas.

-Que rápido pasó el día de hoy. —Me dice tía blanca.

-Sí tía. —Respondo casi de modo automático.

Por fin nos dirigimos rumbo a la casa, me siento tan cansado y... ¿Triste?, já, no lo creo, ni siquiera hay una razón para eso.

Saludo a todos y cada uno de mis primos y mis tíos para irme a la habitación, menos mal no hay nadie dentro, solo yo y mis pensamientos, me tumbo en la cama y comienza mi debate mental, peor que una guerra entre países.

"¿Quién era ella?

¿Es su novia?

Henry cálmate, es un chico al que ni siquiera conoces y lo más importante, por si no te has dado cuenta: ¡ES UN CHICO! Y tú, no eres gay.

¿Por qué me siento triste?

¿Es esto nor..."

-Henry mi amor, ven acá un momento, por favor. —Exclama tía Blanca desde la cocina, sacándome de mis pensamientos, algo que le agradezco mentalmente.

-Ahí voy tía. —Respondo mientras camino a la cocina.

-Mi amor...-Dice tía cuando estoy en la cocina. —Por favor, ¿me podrías comprar unas cosas en el supermercado? Yo las anoto en una hoja para que no se te olviden.

-Claro que sí tía. —respondo con una sonrisa, que se formó de manera natural.

-Esto que está en la lista... -Me dice, extendiéndome un papel con cosas escritas. —Ah y una gaseosa de dos litros.

-Ok, tía ¿Y Daniel?

-No está.

-¿Juan?

-Tampoco.

-Bueno, ya vengo.

-Mucho cuidado.

"Genial, me toca ir solo" —Pienso de manera automática.

Ya en el supermercado, voy directo a la parte de las verduras y frutas, en fin, todo lo del monte. Tomo los tomates y las cebollas, los guardo en bolsas para depositarlos en el carrito de compras, va a ser una compra pequeña, podía haber cogido una cesta, pero, que tire la primera piedra quien prefiera la cesta a un cómodo carrito, un carrito que la única fuerza que requiere es empujarlo.

Veamos, ya tengo dentro del carro de compras, los tomates, las cebollas, el pan de sándwich, la gaseosa, salsa de tomate y... a ver... según la lista solo me falta la mostaza. Voy a paso lento, hasta el pasillo donde la iba a encontrar, era uno de los pasillos que casi siempre se encontraba solo.

Ésta no, tampoco, menos, marca rara, seguro es mala, ajam ésta es la que ando buscando, sonrío de manera triunfal por encontrarla y la deposito inmediatamente dentro del carrito.

Cuando me dispongo a empujarlo hasta los mostradores, para pagar por las compras, siento que una mano me toma de la muñeca fuertemente y de manera veloz me voltea, arrinconándome contra los estantes repletos de muchas mostazas.

-¡Oye! ¡¿Qué te pasa a... -Mis palabras dejaron de salir por mi boca, cuando vi quien me tenía "aprisionado" por darle un nombre, era él, el chico misterioso.

-¡¿Dónde demonios estabas tú?! —Preguntó con voz baja pero autoritaria.

Se encontraba de pie, frente a mí, aún me tenía sujeto por la muñeca y contra los estantes, por un momento no supe que hacer, pero mi parte consciente reaccionó casi instintivamente.

Vida normal y aburrida (Yaoi / Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora