«—¿Listos para ingresar? Repito. ¿Listos para ingresar?

—Toda el área está siendo observada. No hay problema.»

—Pues debo decirte que... —dirigió la vista a su lujoso reloj de muñeca—, tus horas de vida están contadas...

«—El helicóptero ya está en posición de llegada para la fuga del Señor Gwon.

—Perfecto, solo esperemos a la señal. Estén atentos, repito, estén atentos.»

—... Y las de mi libertad ya empiezan —concluyó sonriendo de manera siniestra.

Kim escuchó un pequeño clic salir de aquel reloj y frunció el ceño sintiéndose confundido.

«3, 2, 1. ¡Abarquen estrategia!»

De la cumbre del edificio, se lanzaron un enorme grupo de hombres sujetados con cuerdas y arneses, luciendo chalecos antibalas, grandes botas y la mayor parte de sus caras siendo cubiertas.

Se adentraron a distintos pisos rompiendo las ventanas con la fuerza del impulso que dieron con sus pies, como era de esperarse los vidrios cayeron estrepitosamente en pedazos al suelo.

Otro grupo ingresó desde el primer piso, aturdiendo a todos los presentes que no eran exactamente policías en su mayoría. Todos iban armados y lograban ganarles en cantidad.

Kim se tensó al escuchar el fuerte sonido de la alarma general de emergencia, instintivamente sacó la pistola que guardaba en su cinturón.

—Ni se te ocurra moverte —decretó firme—. Sabes que no lo voy a dudar —le quitó el seguro al arma y apuntó hacia MinHo.

Para esos instantes, un hombre alto y de gafas oscuras se adentró al lugar con total calma, oyendo detrás de él como sus acompañantes le disparaban a los policías que rodeaban el portón de aluminio. No lo dudó y fue el quien apuntó al guardia encargado del código, jaló el gatillo y la bala cayó justo en su frente, dejando el cuerpo inerte al instante.

Sacó una navaja suiza de su bolsillo, poniéndose de cuclillas y sin asco alguno cortó el dedo índice del ahora fallecido guardia. Lo colocó en la pantalla biométrica y esta se abrió dándole el ingreso.

Kim quien pensó que iba a recibir ayuda, titubeó al notar la presencia del no tan desconocido.

Ahora estaba inseguro, habían dos personas y no eran tan difícil estando ellos dándose apoyo con quién sabe cuántos tipos más.

Es tu deber, pensó rápidamente.

Kim iba a disparar pero su espalda fue brutalmente golpeada gracias a la rodilla del chico más alto. Una línea de sangre se escurrió por la comisura de su boca y no pudo evitar soltar el arma por el impacto. Intentó reponerse para tomar la pistola pero su mano fue vilmente aplastada por el zapato de cuero de Gwon.

—Te lo dije, Mayor Kim —el tipo alto le extendió el arma y MinHo no esperó nada para apuntarlo directamente—. ¿Quién está perdiendo ahora?

—Yo no pierdo nada —respondió firme a pesar del fuerte dolor en su mano y espalda—. Yo entregué mi vida desde que decidí ser parte de las Fuerzas Armadas de mi país.

—Patético y patriótico como siempre —bufó para luego rodar los ojos—. ¡Levántalo!

Kim hizo una leve mueca de incomodidad y, aunque trató de forcejear, Gwon golpeó su abdomen sin consideración alguna.

—¿Quisieras decir algo antes de morir? —preguntó con sorna.

El pelinegro tosió, intentando respirar mejor. Se irguió completamente y trató de acercarse a MinHo.

—Solo quiero que recuerdes bien estos ojos —su mirada fue oscura y penetrante, digna de seguridad y valor—, porque estos ojos serán los mismos que verán tu muerte, que apreciarán el momento exacto cuando caigas y te hundas en el infierno.

—¿En serio? —rió secamente—. ¿Estando muerto podrás verme?

—Soy Kim Donghyuk y juro por lo más sagrado que tengo, que algún día vas a caer ante los pies de alguien que también poseen mis ojos. Recuérdalo.

Donghyuk fue tomado de ambos brazos y la primera bala cayó en su muslo derecho, la siguiente en su pie izquierda y fue soltado cayendo bruscamente al suelo.

—Saca la botella y el encendedor —ordenó MinHo, recibiendo lo pedido al instante.

El timbre de llamada de un celular empezó a sonar, MinHo se acercó a Kim y de su bolsillo sacó dicho móvil.

"¿Aló? Cariño. ¿Cómo estás? ¿Ya vienes para acá?"

—Mamá... —logró murmurar.

"¿Donghyuk, Donghyuk puedes escucharme? ¿Estás bien?"

Gwon rió maliciosamente y tiró el celular al lado de Kim. Abrió el envase y la esparció por todo el lugar.

—Mamá... te amo. Sabes que los amo mucho, díselo por favor.

"¡¿Por qué dice estas cosas?! ¡Kim Donghyuk!"

Un sollozo de parte de la mujer se escuchó y MinHo disparo hacia el móvil, destruyéndolo al instante.

—Nos vemos en el infierno —susurró, lanzando el encendedor al suelo, haciendo que el fuego empezara a consumir todo a su paso.

Aquella tarde había sido el fin de Kim Donghyuk. Y aquella misma tarde comenzaba una nueva historia.

 Y aquella misma tarde comenzaba una nueva historia

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The wonseog | JenlisaWhere stories live. Discover now