CAPITULO 16

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Pequeños besos por distintas partes de su blanca piel despertaron al Omega quien arrugó la nariz porque interrumpieron su sueño, pero ese gesto fue intercambiado por una sonrisa al ver al azabache riendo.

—Pareces un conejito —dijo con voz melosa. Acunó las mejillas de su mayor y las acarició con sus pulgares antes de dejar un beso en su nariz.

—Me lo has dicho desde que tengo memoria, Gun —le recordó rodeándolo por la cintura.

Acercó al menor todo lo que pudo, sus pechos juntos y las piernas enredadas. Se miraban con sutiles sonrisas, el azabache unió ambas frentes y acariciaba ambas narices. Es su penúltimo día solos sin que nadie de sus familias sepan que los dos mejores amigos desde la infancia terminaron juntos como supusieron.

Golpearon la puerta principal destruyendo el tierno momento juntos. De mala gana el Alfa fue atender a la puerta maldiciendo al desconocido. Abrió la puerta de golpe al escuchar gruñidos. Ahí estaba su mejor amigo que seguramente viene por las llaves de su auto pero el rubio no tenía nada que hacer afuera de dónde vive y no viene solo un chico que nunca antes había visto lo acompañaba.

—¿Qué están pensando al gruñirse en la entrada de mi hogar? —bramó molesto, en realidad porque lo interrumpieron. —Tus llaves están en la barra —señaló al más alto. — ¿Y tú qué haces aquí?

Apenas Kao abrió la boca, escucharon la grave voz perteneciente a Gun interrumpirlo.

—¿Por qué hablan tan alto? Un poco más y empiezan a gritar —se quejó el castaño.

Gun camino hacía la puerta como si nada, pero el resto no solo vieron que iba en ropa interior si no las marcas de chupones y mordidas en sus muslos.

—Eres una bestia —le gruñó Kao, de no ser por el Omega peliazul ya se hubiera lanzado Off. —Dios, cachorro deberías ir a ponerte un pantalón —chasqueo los dedos en dirección de Singto. —Deja de verlo.

—Mierda, Off, eres un maldito posesivo —exclamó el moreno riendo.

A Off parecía no importarle los comentarios de los otros tan solo pensaba en lo bien que luce su Omega con todas esas marcas adornando su blanquecina piel.

—¿Quién eres? —preguntó amable al peliazul que se mantenía al margen de la situación.

—No es de tu incumbencia —evadió el más bajo. —Vaya que tiene carácter —se mofó levantando las cejas. —Ahora entiendo porque está contigo.

—Eso sigue sin ser de tu incumbencia, entrometido —gruñó de vuelta, desinteresado.

Mientras Singto observaba la forma tan fría en la que se manejaba el pálido, se alegraba que el dulce Omega no se parezca en nada a su primo.

—¿Qué quieres? —apresuró el azabache deseando volver a estar con el menor.

Gun regresó con un pantalón del Alfa amenazando con caerse de sus caderas, el castaño abrazó a Kao que había empezado a gruñir. El rubio regresó el abrazo a su menor y besó sus desordenados cabellos. Cuando Kao alzó en sus brazos al Omega se escucharon dos gruñidos.

—Par de celosos —se burló Singto de Off.

—Tú ya no tienes nada que hacer aquí —arrastró las palabras. —Vete ya o conseguiré que salgas corriendo de aquí.

A ningún Alfa le agrada ser retado y estos dos no eran la excepción, el más alto se cruzó de brazos y Off rió burlándose.

—Kao ¿Sabías que él acosa a tu primo?

Y como si hubieran accionado un botón al nombrado, soltó al Omega que tenía en brazos y avanzó hasta ponerse frente del moreno. A pesar por la diferencia de altura, Kao atemorizaba a cualquiera.

—Qué buen amigo —gruñó esquivando al más bajo antes de irse.

[•••]

Después de que el rubio hablará con Gun volvieron a quedar a solas, como ya era costumbre, comieron en el sofá jugando videojuegos o mejor dicho jugar y comer cada que sus estómagos les reclaman por alimento.

—¿Qué haremos cuando mi mamá llegue mañana? —preguntó bajito mordiendo su labio inferior.

—Le diré que eres mío y que no te va a volver a ver —bromeó. —No hay que planear nada, ella se va a dar cuenta sola.

El Alfa puso en pausa el juego antes mover a su novio sobre su regazo y abrazarlo, dejó besos por su cuello y mandíbula.

—¿Tu qué quieres hacer? —lo mecía con suavidad. —¿Quieres vivir conmigo? Me gustaría poder darte un lugar más grande y lindo...

El largo dedo del menor silencio los balbuceos del azabache, sentía su nerviosismo y le daba demasiada ternura.

—Me encantaría vivir aquí contigo —hizo énfasis a la última palabra.

Unieron sus bocas en un suave beso, de cachorros nunca imaginaron estar juntos fuera de una amistad. La sensación de estar en armonía con su lobo les gustaba demasiado, por fin se estaban de acuerdo.

[•••]

A la mañana siguiente ambos eran más nervios que otra cosa, no les servía de nada disimular sus expresiones si el contrario lo puede oler y sentir por el lazo. Ambos le repetían al otro que todo estará bien pero era como decirle a un niño que el monstruo bajo la cama no existe, solo funciona por un momento. Ni siquiera era mediodía y ya estaban alborotados, según la última llamada el vuelo de la señora Phunsawat llegaría a las seis de la tarde.

—Bebé —lo abrazó por la espalda.

Off había conseguido calmarse a sí mismo.

—No importa lo que diga, eso no va a cambiar nada entre tú y yo, ¿De acuerdo? —besó las sienes de Gun.

Y esas palabras calmaron al lobo Omega de una manera impresionante, no habían podido dormir bien en la noche, así que trataron de conciliar el sueño. Golpes en la puerta los despertaron. El primero en despertar fue Off, como siempre. Miró el reloj digital en su mesa de noche que acaba de cambiar a las siete

—Mierda. Gun despierta —lo removió sin cuidado. —Gun tu mamá está aquí.

El nombrado despertó alarmado, la puerta fue golpeada de nuevo. Off fue a abrir y ahí estaba la mujer cruzada de brazos con el mismo porte imponente de toda madre. La madre de Gun frunció el ceño al ver una marca en el cuello de su hijo, proceso todo antes de explotar.

—¡Lo dejé contigo porque confiaba en tu juicio! —gritó. —¡Tenían que volver a ser amigos! ¡No unirse! —tiró de su cabello. —Ven ahora mismo, Atthaphan Phunsawat, nos vamos.

El menor se negó, abrazó a su Alfa desobedeciendo a su madre, ella intentó tirar de él fuera del lugar y Off por instinto le gruñó.

—¿Cómo se atreven?

—Él es mi Alfa, yo debo estar con él, no voy a ir contigo —se atrevió a defender Gun.

—Entonces quédate con él, será lo mejor...

No esperó respuesta y se fue. Las piernas del Omega temblaron haciéndolo resbalar, no tocó el suelo gracias a que Off reaccionó y lo sujetó. Gun empezó a llorar, le dolía la reacción tan brusca de su madre. Off le hablaba y le susurraba cosas al oído, pero no las escuchaba solo eran murmullos ininteligibles para él, su pecho dolía, la presencia de su Alfa ayudaba.

—No la necesitas —para que el castaño le prestará atención atrapó sus mejillas y lo obligó a voltear.

Celo con il mio nemico // OFFGUN💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora