Capítulo II

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–¿Qué hacemos aquí?

–¿Por qué me hiciste venir si iban estos dos?

–¿Podrían callarse? No han dejado de hablar desde que salimos de Gotham.

–Dios, ¿Por qué no me quedé en Blüdhaven?

–¿Ya dejarán de hablar?– preguntó Bruce mirando por el retrovisor de su auto.

–No hasta que me digas el porqué estoy aquí– dijo Jason con el ceño fruncido –además, ¿Por qué tanta elegancia?

–Ya les dij...

–Solo nos dijiste que nos pusiéramos los trajes elegantes y que volaramos a Manila– dijo Tim interrumpiendolo y mirándolo –¿Por qué Filipinas?

–Tengo que reunirme con alguien sobre la embarcación– respondió Bruce mientras conducía.

–¿Y eso qué tiene que ver con nosotros?– preguntó Damian cruzandose de brazos.

–Creo que también tiene información sobre la persona que está detrás de nosotros– dijo mirando a su hijo por el retrovisor.

Los cuatro voltearon a verlo confundidos pero ninguno volvió a hablar en el camino. Terminaron en una mansión de tres pisos que era lujosa pero antigua, ubicada casi a las afueras de Manila.

–Identificación o documentos– dijo un hombre armado al lado del conductor.

–Chicos– dijo Bruce mientras entregaba sus documentos.

Todos, menos Damian, hicieron lo mismo mientras observaban a varios hombres, vestidos con trajes formales y armados, revisar todo el auto.

–¿Nombre del menor?– preguntó después de revisar todos los documentos y anotarlos.

–Damian Wayne al Ghul.

Los hombres al escucharlo, voltearon a verse mutuamente antes de que uno de ellos se alejara para hablar por la radio.

–Tienen permiso.

–Pueden pasar, Sr. Wayne– dijo el que estaba al lado de Bruce mientras se alejaban y abrían el portón principal.

–Gracias caballeros– dijo Bruce asintiendo antes de entrar.

–Oye enserio, ¿Qué fue todo eso?– preguntó Jason acercándose al asiento del conductor y frunciendo el ceño.

–Ya lo verán– dijo Bruce conduciendo.

Se estacionó junto a los demás vehículos y se bajaron observando el lugar.

–Bonitas cámaras– dijo Dick –supongo que debe de ser importante para tener tanta seguridad.

–Espera a ver cuándo puedas encontrar las cámaras y las trampas escondidas– dijo Bruce –vamos.

Caminaron sin dejar de observar la mansión hasta llegar a la entrada principal, dónde el mayordomo los esperaba.

–Buenas noches caballeros, soy Dean Parked– dijo inclinándose hacia ellos –síganme por favor.

Los cinco caminaron detrás del hombre mayor, aún impresionados por el lugar, y los guiaron a la sala del comedor donde varias personas de servicio esperaban en fila.

–La señorita Sallow bajara en unos minutos, ya que se está preparando para una reunión importante– explicó Dean mirando a Bruce –por el momento pueden sentarse y si se les ofrece algo, estamos para servirles.

–Gracias, lo tendremos en cuenta– dijo Bruce mientras se acercaban a la larga mesa.

–Bruce, no quisiera parecer alterado pero, ¿Qué hacemos aquí?– susurró Dick una vez estando sentado enfrente.

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