𝑬𝒔𝒑𝒆𝒄𝒊𝒂𝒍 𝑵𝒂𝒗𝒊𝒅𝒆𝒏̃𝒐

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Narrador Omnisciente:
El ambiente festivo ya estaba muy presente en el castillo Beast. Todo estaba totalmente decorado, desde los jardines y exteriores hasta los grandes salones, la biblioteca y las habitaciones.

Los niños eran la gran alegría de ese hogar, así que insistieron en que todos - desde ellos hasta sus padres y sus abuelos- debían tener un árbol decorado a su gusto en cada cuarto. Los adultos terminaron aceptando luego de muchos ruegos y caras adorables.

Todo era realmente agradable. Era la tarde del 23 de diciembre, así que claramente los niños estaban emocionados por la Navidad. Esperaban con impaciencia la actividad que harían en la noche y poder abrir sus regalos dentro de dos días en la mañana.

Ben estaba en su oficina, ocupándose de un documento de la Isla de los Perdidos que les habían enviado de último minuto para resolver con urgencia. El castaño le había prometido a su esposa que no trabajarían en esos días, así que insistió en que se encargaría para que ella descansara.

Hades venía llegando de salir a pasear a Cerbero con Perséfone. A través de los años habían vuelto a acercarse, aunque ni siquiera la propia Princesa del Inframundo estaba muy segura de qué eran. Decían ser "amigos que alguna vez fueron esposos", pero era obvio que sucedía algo entre ambos aunque no fuera oficial.

Bella hacía galletas navideñas de vainilla, gengibre y chocolate para comer los próximos días y para que sus nietos se las dejaran a Santa Claus junto a un vaso fresco de leche.

Adam jugaba con los niños, ayudándolos a alcanzar los juguetes que estaban a más altura y supervisando que no transportaran su área de juegos más allá de la habitación de Mason.

Mal estaba en su taller de arte pintando un lienzo. Ben le había regalado ese espacio la Navidad del año en que Blair nació. Cuando se casaron usaba una parte de la oficina que ambos compartían, pero él quizo darle ese lugar como algo propio para que se relajara y no estuviera rodeada de todo el papeleo. Y honestamente, había sido así. Era más terapéutico y relajante trabajar en ese taller que en una habitación donde recibían llamadas todo el tiempo y siempre tenían el escritorio ocupado con papeles y planos.

De hecho, ahora cada uno tenía su oficina acomodada a su gusto, aunque muchas veces terminaban trabajando en la del otro porque querían ponerse de acuerdo en algo o simplemente para pasar tiempo juntos.

La pelimorada limpió el pincel con un paño y lo dejó a un lado para que se secara. Sopló al aire para apartar varios mechones rebeldes de su rostro. Sus dedos estaban llenos de óleos de diversos colores, e incluso eso lucía artístico.

𝐃𝐞𝐬𝐜𝐞𝐧𝐝𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬: 𝐂𝐡𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐘𝐨𝐮𝐫 𝐋𝐢𝐟𝐞 (#𝐃𝐁𝐌𝟑)Where stories live. Discover now