III

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Otro día en el escuela, esta vez llegué más temprano ya que no quería ver a mamá. Estaba rara y bueno, le había agarrado cierto rencor por llegar y gritarme de esa manera. Por un momento pensé que pues estaba en su derecho, pero no era como para que llegara y me gritara enojada delante de todos mis amigos.

[...]

Llevaba una hora sola en la escuela, cuando de repente escuché un grito de lamento, mire a todos lados cuando decidí pararme a investigar.

Llegue a la sala principal donde muchos se quedaban a platicar, pude notar ahí a una monja taparle la boca a Vannesa y después pegarle con una tabla.

- TE DIJE QUE NO PODÍAS VER A ESE CHICO -

- Lo siento -dijo entre llantos- no volverá a pasar -

- Son más de mil veces las que me has desobedecido en estos dos siglos. ¡RECUERDA QUE EN REALIDAD TU NO EXISTES! -

Iba a correr nuevamente a mi lugar cuando vi que tomó de su cabello arrancando le parte de ello, pero para mi desgracia un monje me vio.

- ¿Qué haces aquí tan temprano?, en media hora es cuando empiezan a venir todos -habló tranquilo pero a la vez molesto.

- Yo... yo estaba, en... yo estaba en -

Estaba confundida, veía nuevamente a la sala principal pero ya no había nadie, ni siquiera un rastro de sangre.

- Vi como un lobo -dije haciendo como referencia a la monja- entraba y lastimaba a un conejo -dije esta vez refiriéndome a Vannesa- ¿Ya han entrado animales aquí? -

- Las mentiras no son buenas Dalila -dijo mientras se acercaba a mi y yo retrocedía, pero por desgracia tope en una columna haciendo que tragara en seco- vuelves a mentir y pagaras las consecuencias -

Me entremecí al sentir su mano rozar sobre mi pierna, pero al parecer eso le agradó a él ya que se fue con una gran sonrisa.

[...]

- Dalila... Dalila... ¡DALILA MONTE! -

Di un brinco de mi asiento al escuchar mi nombre.

- Dígame -

Estaba de pie en medio del pasillo frente a frente con la monja más cruel de esta escuela. Estaba sudando frío al darme cuenta que ella le había hecho daño a Vannesa, o creo eso había hecho.

- ¿No durmió lo suficiente en su casa? -

- Yo... tuve unos problemas con mi madre y me quede hasta tarde arreglandolos -dije mirando el suelo pero con un pedazo de madre hizo la volviera a ver.

- Ponga atención o la mandaré con el mayor -

- Si, no hay problema -

Rápido me senté para sacar mi libreta y comenzar a apuntar lo que había en el pizarron.

[...]

En todo el día decidí no hablar con los chicos, ellos intentaron hablar conmigo pero al ver que no lo lograban decidieron no seguir hasta el momento que salí de la escuela.

- Dalila, ey. Dalila Monte -lograba escuchar los gritos de Alejandro y al mismo tiempo sus pasos apresurados tratando de alcanzarme- ¡espera! ¡no te vayas!, necesitas estar con nosotros, porque... -

No deje que terminara puesto que subí a la camioneta para que mi mamá arrancara.

- No hablaste con ellos -

- No -

- Todo va a estar bien, cariño. Lo hago por tu bien, siempre puedes conseguir amigas mujeres y no solo hombres -

Le miré mientras ella sonreía mirando al camino.

- ¿Alguna vez tuviste un amigo? -

- Si... pero me decepcionó y no volví a saber de él -

Asenti algo cansada, había sido un largo día y solo quería llegar a mi cama a acostarme y dormir.

[...]

Llegue a la escuela nuevamente, mirando así a los chicos ya sentados poniéndose a platicar. Me senté a un lado de Alejandro, siendo ese mi lugar desde un principio.

- Vámonos de esta ciudad -dije en voz algo baja logrando hacer que el me viera confundido y a la vez emocionado- ya no soporto a mamá y también he visto cosas -

El me mostró una pequeña sonrisa dándome a entender que a él también le pasaba lo mismo.

Sentí una mirada posada sobre mi, levante la mirada para ver a una monja indicarme que fuese con ella.

- Dalila, ven un momento por favor -

Respire profundo para pararme y acercarme a ella, al llegar a su lado ella señaló un pasillo donde teníamos que ir a hablar un poco más en privado.

- Dalila, ¿recuerdas que pasó ayer? -

Le miré algo asustada logrando notar como estaba haciendo mucho frío, no podía ser extraño gracias a que el pasillo era bastante oscuro.

- Viene a la escuela, después fui a casa y ya no salí -

- ¿Y qué viste aquí?. Ayer en la mañana, media hora antes que todos los demás llegaran -

Dijo más cerca de mi, esta vez sentía como algo puntiagudo tocaba mi abdomen. Por el dolor y miedo cerré los ojos esperando lo peor.

- No, yo no, yo no recuerdo -mentí para dejar de sentirla cerca mío.

Al ya no sentirla cerca pude retomar mi postura y volver a respirar, mire a mi abdomen el cual no tenía sangre. Mi respiración era algo pesada pero estaba terminando de procesar lo que había pasado.

- Dalila -la mire esta vez siendo amable y estando en su escritorio frente a los demás- bien, me hiciste caso en tus agujetas -mire a las mismas las cuales estaban abrochadas cuando llegue sin... eso- ya puedes regresar a tu lugar -

Asenti para volver a caminar, al pasar a un lado de ella le sonreí para con eso caminar a mi lugar donde estaba Alejandro mirándome preocupado.

[...]

- No está ni Vannesa, ni Nadia -dijo Jacob algo confundido.

- Si, es que Vannesa fue a visitarla y se enfermó también -las defendió Estefanía mirando así a Gloria y Sonia esperando también hicieran algo.

- Si, ella también enfermó -

- Tu también fuiste a visitarla -afirme mirando a Sonia la cual me miró seria- ¿o me equivoco? -

Ella negó mientras se ponía más firme para mirarme nuevamente.

- ¿Por qué no estás enferma? -

- Porque si se cuidarme -

- ¿Qué clase de fiebre es? -

- Fiebre española -

- Eso sería fácil para que se contagiara -

Ella me miro más seria para después mirar a tras mío y relajarse.

- La fui a visitar pero ella estaba muy alejada de mi -

Mire atrás para poder ver a un monje sonriendo.

¿Alone?... AloneWhere stories live. Discover now