II

2 1 0
                                    

La mañana siguiente mamá no se encontraba en la casa, pero aún así sentía varias miradas posadas sobre mi, como si esperaran el momento adecuado para salir y hacerme daño.

Trate de no tomarle importancia y solo caminar hacia la escuela, a pesar de ser una educación religiosa la que nos daban nuestra falda no era bastante larga, la mía era cinco centímetros arriba de mi rodilla. Y a pesar de ello, mi camisa me quedaba algo ajustada a mi cuerpo.

Se me hacía raro pero cuando intenté cambiarla o preguntar si era adecuado llevarla así, un monje solo me dijo "claro que es adecuado, siempre y cuando te puedas mover"; no voy a mentir que me sentí algo incomoda al escuchar eso pero decidí ya no volver a tocar el tema.

- Prometiste que irías al parque después de comer -habló algo enojado David- te esperamos una hora y nunca llegaste -

- Perdón, mamá no me dejo salir -

Ellos asintieron comprendiendo todo, yo no tenía celular como para avisarles que no podía ir, y ellos no me pasaron un número para marcarles desde el teléfono fijo de mi casa.

- ¿Y Nadia? -cuestioné al no verla sentada junto a nosotros.

- Ella enfermó -habló su amiga, creo que se llama Sonia- le dio fiebre y no pudo venir -

- Ojalá y se mejore -dijo el joven Naín, con esto, haciendo que todos los demás asintieramos esperando lo mismo.

- ¿A ustedes ya les ha dado fiebre? -cuestionó Estefanía, pareja de Jacob.

- Siendo sincera, perdí todos mis recuerdos en una caída que tuve hace poco -

- Es destino o casualidad, pero yo también  -dijo sincero este David, para darnos cuenta que a los demás chicos les había pasado lo mismo.

- Eso sí es extraño -confesó esta vez Vannesa, compañera de Edmundo.

Nadie dijo nada después, pero logré notar como Alejandro miró a un punto fijo como si algo malo pasó o algo bastante impactante.

- ¿Estas bien? -pregunté sacándolo de su pequeño trauma haciendo que me viera, logre notar como el color regresaba a su piel.

- Si, yo yo estoy bien -

- Viejo, te quedaste viendo como si hubieras visto a un muerto -

- Si -soltó una pequeña risa nerviosa para después mirar a todos los demás alumnos los cuales nos miraban- un muerto que, que chistoso. No creo que sea posible ver a los muertos -dijo mirándonos y después mirando a los demás que nos estaban observando.

- Si, tienes razón es una pequeña broma -habló nuevamente Ismael con un poco de miedo en su voz.

[...]

Al salir de la escuela iba a caminar a la camioneta de mamá pero al estar cerca ella simplemente se fue, mire a los chicos atrás mío los cuales también les había pasado lo mismo con su mamá.

- ¿Les parece si esta vez vamos al parque o a comer algo? -todos asintieron para caminar directo a mi.

[...]

Llegamos al parque mientras comíamos una pizza todos callados.

- Vi a Nadia -dijo rompiendo el silencio el pequeño Hugo.

- ¿Dónde? -cuestionó esta vez Ismael con un poco de gracia- ¿en la enfermería? -

- No, en... en el baño -confesó aún procesando lo que había visto.

- ¿Haciendo? -

- Fue raro, es que ella... esta tirada en el suelo, llorando pero estaba llena de sangre. No sé, fue extraño -

Todos nos miramos para después mirar a Hugo y soltar nuestra pizza en el plato.

- ¿La viste sufriendo? -

- Fue horrible, ella de verdad estaba sufriendo. Sus manos estaban cortadas y tenía muchos golpes en, en lo que lograba ver de su piel. No tenía el uniforme, tenía como un vestido de esos antiguos para dormir... pero, al mojarme la cara ella ya no estaba -

- ¿Y qué viste en su lugar? -

- Un monje, solo se acercó cuando estaba balbuceando el nombre de Nadia y el me dijo "no todo lo que ves es realidad" -

Todos nos miramos para después comenzar a procesar todo, creo que esto ya no es solo extraño.

- ¿Nos vamos a cambiar de escuela? -cuestionó Ismael haciendo que todos lo miraramos algo atónitos- es que, mi mamá está más rara de lo normal. A mi papá, nunca lo he conocido y pues la escuela no se. Es raro que no dejen tarea y que nos enseñen solo de religión -

- Tiene razón -confesó Naín- siento que un día de estos me voy a terminar mudando hasta de ciudad -

- ¡¿Solo?! -exclamé algo asustada, si ellos se iban yo también lo iba a hacer.

- Obvio no, si me voy va a ser con ustedes. Son a los únicos que conozco son normales -

Jacob iba a hablar pero escuchamos un grito que nos hizo estremecer.

- ¡Dalila Monte! -miré atrás mío para darme cuenta que mi mamá estaba acercándose hacia mi con gran furia.

- Me tengo que ir, adiós -me acerqué a cada uno rápidamente para darles un beso en la mejilla, pero por la rapidez y el nerviosismo le di uno en los labios a Alejandro.

- ¡DALILA VEN ACÁ AHORA MISMO!

Solo pude pronunciar un "perdón" para tomar mis cosas y correr con mi mamá, donde nos subimos a la camioneta y ella comenzó a arrancar.

- Mamá, te lo juro; es que tu te fuiste y no recuerdo bien donde queda la casa, para ir a la escuela tuve que preguntar a personas donde quedaba la calle y... -

- ¡Cállate!, ¿por qué no me dijiste que tus amigos eran hombres? -cuestionó con gran enojo haciéndome estremecer- ¡no quiero que te juntes con hombres, ellos son unos idiotas y no debes de juntarte con ellos! -

- ¿Y qué hay de papá? -

- Él también fue un imbecil, el nos abandonó -me dio una rápida mirada donde me quise hacer chiquita para poder ocultarme de ella- cuando me dejo embarazada el sin vergüenza se fue y ya no supe nada de él. Ahora si quieres hacer sentir bien a tu mamá no te vas a juntar otra vez con hombres y ni mucho menos los vas a besar -

Asenti muy asustada para ver como esta vez se calmaba y era feliz nuevamente.

- ¿Y cómo te fue en la escuela, cariño? -

¿Alone?... AloneWhere stories live. Discover now