—Sirius, basta.

Bajó de sus brazos pero volvió a abrazarlo. Sirius se veía diferente, pero en un buen sentido. El hombre le había contado por medio de cartas que había comenzado su entrenamiento como auror junto a James y aunque iba empezando, ya se comenzaban a notar los cambios en él. Arlette estaba verdaderamente orgulloso de él.

—Iré por mis baúles, espera aquí.

—Te ayudo —se ofreció rápidamente.

—Estoy bien.

Asintió y miró a la chica alejarse. Sonrió tontamente sin despegar la vista de su novia. Pero cuando Regulus se interpuso en su campo de visión, frunció el ceño y lo miró fijamente.

Ambos hermanos se miraron sin una expresión en particular y luego de unos segundos, se dirigieron un asentimiento de cabeza. Regulus se fue y Sirius volvió a sonreír cuando vio a Arlette que ya regresaba muy feliz.

Sirius se acercó y tomó los dos baúles para luego comenzar a caminar. A Arlette ya le dolían las mejillas por sonreír tanto, pero no podía dejar de hacerlo. Estaba demasiado feliz en ese momento.

—Te quiero mostrar un lugar —habló Sirius cuando se alejaron un poco de la multitud.

La chica lo miró con curiosidad.

—¿Qué lugar?

El hombre rió por lo bajo.

—Ya lo verás —se detuvieron— toma mi mano. Haremos una aparición pero quiero que cierres los ojos y no los abras hasta que yo te diga.

Hizo lo indicado. Sintió el mareo típico de las apariciones y por más que quería abrir un poquito los ojos, no lo hizo y esperó a que Black dijera algo.

Escuchó a Sirius moverse con rapidez y luego sintió que la tomaba de la mano.

—Hace frío —habló Arlette al sentir una fuerte corriente de aire golpeando su rostro. También escuchó cómo los árboles se sacudían y las hojas chocaban unas con otras. Ahora sentía mucha más curiosidad.

—Ven, camina un poco —le dijo y Arlette lo tomó con más fuerza de la mano— subirás un par de escalones.

Caminó con ayuda de Sirius, quien la guiaba por quien sabe dónde.

—Sirius, me está dando un poco de miedo todo esto.

El nombrado dejó salir una risa y besó la mejilla de su novia.

—Está bien. Puedes abrir los ojos.

Y así lo hizo. Parpadeó un par de veces acostumbrándose a la luz y luego comenzó a mirar con atención. Era una casa, una casa bastante grande y al mirar por las ventanas de pared completa, se percató de que estaba a mitad del bosque.

—¿Qué te parece? —preguntó el azabache con emoción, que seguía a su lado.

—Es una casa realmente preciosa, Sirius —sonrió— ¿Acaso es aquí donde traes a todas tus chicas?

Black soltó una carcajada y negó divertido.

—De hecho, además de ti... sólo James conoce este lugar. Y antes de que preguntes, no, no traemos a "nuestras chicas".

Fue el turno de Arlette para reír sin dejar de mirar.

—Entonces, ¿qué te parece? —Sirius se recargó en uno de los muebles, Arlette volteó a mirarlo con el ceño fruncido.

La sonrisa de Black se amplió mucho más y entonces Arlette comprendió.

—¿Es tuya? —él asintió con emoción.

Together ⇝ Sirius Black ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora