Donde ama uno, aman dos.

Un amor cada vez más imposible

Pareciera que en ocasiones la vida nos quisiera arrastrar a lo más profundo de las desgracias, montándonos encima una tras otra para abrumarnos y hacernos tirar la toalla, como si vivir estuviera hecho de tristezas y angustias con momentitos felices y no al revés. 

De por sí, Yahwi ya tenía la cabeza hecha un lío por querer cambiar sus peores actitudes, y todo lo que estaba ocurriendo no le estaba ayudando a mejorar. Cuando pensó que alguien había llegado para salvarlo de esa nube de inseguridades, el destino solo le escupió en la cara e intentó alejarlo a toda costa de su persona de confort.

Narra Yahwi:

Mis primeros años de vida fueron los mejores que un niño podría pedir, tenía el amor de mis padres y el de mi abuelo, juguetes por montones y estaba a mi disposición todo lo que podría querer, hasta que las frías manos de mis padres me dieron a probar lo inadvertida y oscura que es la vida. Quizás con ellos aún vivos, habría sabido actuar en muchas ocasiones en las que me faltó educación o empatía, con ellos podría no tener inseguridades, con ellos no me habría faltado amor. No digo que con mi abuelo la pasé fatal, pero al estar trabajando no me prestaba la suficiente atención que necesitaba, no es que los culpe de la mierda de persona que he podido llegar a ser, solo me hace ilusión pensar en una vida más feliz con ellos como mis pilares de vida.

Escuchar al padre de Caín hablar así de la muerte de mis padres me provocó un dolor de cabeza terrible, la sujeto con ambas manos y retrocedo, todo empezó a dar vueltas, había tenido al hijo de la responsable de mi sufrimiento todo este tiempo a mi lado...

No... Cain no tenía la culpa pero, se trataba de la muerte de mis padres, ¿Cómo diablos lo iba a dejar pasar así como así? Entonces en medio de mi crisis, el padre de Cain vuelve a hablar:

-Cuando fui por Cain al hospital, supe reconocer esos ojos dorados encharcados de lágrimas, por eso hice todo lo posible para alejar a Cain de ti... yo no quiero que se repita la historia, no quiero tener a uno más de mi familia tras las rejas... pero no, fuiste terco y viniste a buscar tu propia muerte.

-¡Yo no soy ningún asesino, papá!-. Responde Cain con rudeza y toma una de mis manos, estaba fría aunque se le notaba que era de los nervios, incluso hasta pude notar que tembló un poco.      -Quizás mamá cometió errores pero no significa que voy a seguir su camino, ¡Mi destino es diferente al suyo, mi destino es proteger y hacer feliz a Yahwi!

Sus palabras me regresaron los pies a la tierra, un par de lágrimas genuinas corren por mis mejillas, tenía sentimientos encontrados por todos lados con todo lo que estaba pasando, levanto la mirada hacia Cain y él me devuelve una que expresaba comprensión, a la vez se le notaba triste. Usa su mano para retirar suavemente mis lágrimas y me envuelve en uno de sus calurosos abrazos, uno tan fuerte como aquella vez cuando recién nos conocíamos.

Su padre se limita a suspirar y a caminar de un lado a otro, se le notaba el estrés a kilómetros. Por un momento él se detiene a mirar una foto familiar y niega moviendo su cabeza para después dirigirse a nosotros y decirnos:

-Yo no puedo impedir lo que hay entre ustedes... solo comprendan que les estoy advirtiendo algo muy en serio, Yahwi, a la mínima acción peligrosa proveniente de mi hijo, aléjate y comunícate conmigo, espero que cuando me llames no sea muy tarde, perdón por no confiar en ti, chico...

Lo último se lo dice a Cain algo triste y posa su mano sobre uno de sus hombros.

-Mejor dicho, confío en ti, mas no en el destino o la maldición que cargas encima... tengan cuidado, por favor.

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Fue cuestión de pocas horas para que Cain empacara algunas de sus pertenencias, se despidiera de su padre y hermanos y nos marcháramos de regreso a Corea. Todo el viaje quisimos ignorar tanto el tema de mis padres como el de la supuesta maldición, pese a eso, yo no dejaba de pensar en que realmente si había sido una coincidencia tremenda.