CAPÍTULO 13

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Un sollozo agudo y desesperado emergió de tu garganta casi sin querer, estabas mucho más asustada de lo que te habría gustado. Hacías todo lo posible para intentar relajarte; pero, los ásperos dedos de Freddy acariciando la piel cálida y temblorosa de tus muslos no era de gran ayuda. Sentías las yemas de sus falanges deslizándose con diversión y total libertad por tus piernas, acercándose peligrosamente a tu zona íntima.

Echaste tu cabeza hacia atrás, todo lo que la pared te permitía, apretaste los labios y frunciste el ceño con los ojos cerrados, esperando lo peor cuando el demonio de los sueños tocó la tela de tus bragas.

-- Por favor, Freddy... -- Rogaste entre sollozos y suspiros de lamento. -- ...déjame.

No te hizo caso, tal y como esperabas. Deslizó sus dedos bajo tu ropa interior y solamente logró insertar su dedo índice entre los labios de tu vagina, pues apretabas tus muslos inconscientemente entre sí, obstruyéndole el paso.

-- Abre las piernas, princesa. -- Pidió en un tono amenazante y autoritario, pero con un toque de burla. No cediste. Tus piernas estaban totalmente tiesas.-- ¿Estás sorda, perra? Abre... las putas piernas. -- Gruñó, esta vez enfadado, y pasó tres de los filos de sus cuchillas por tu hombro con violencia, rasgando tu pijama y tu piel, brindándote una horrible sensación de ardor y escozor que te hizo gritar. Fred, en respuesta, carcajeó ante la escena y se separó un poco de ti, rompiendo todo contacto físico contigo.

-- Tócate un poco antes de dormir, joder, estás más seca que un muerto. -- Rió más alto, burlón, y todo en tu mente en un segundo se volvió negro; sin embargo, aún podías oír el eco de la risa de Krueger a lo lejos, hasta que esta fue sustituida por unos gruñidos roncos que cada vez se volvían más claros y fuertes.

Abriste los ojos, alterada y con la respiración acelerada, encontrándote ubicada en la habitación de Jason, como si todo hubiese sido una pesadilla, una muy realista. Te dolía la nuca y parte de la columna vertebral; sentías tu cuerpo pesar. Jadeaste de dolor al intentar cambiar de posición bajo las sábanas y, poco a poco, te tumbaste de lado para estar cara a cara con Jason, quien continuaba inconsciente, sumergido en sus sueños, o eso parecía. Por un momento le envidiaste.  Suspiraste y dejaste caer tus párpados con intención de retomar el sueño, sin muchas esperanzas en realidad, tenías miedo de experimentar una nueva pesadilla o la continuación de la anterior. No pasó mucho tiempo cuando sentiste un peso sobre tu hombro, pues Jason había puesto su brazo encima, e instantáneamente oíste unos murmuros roncos y dignos de un demonio del inframundo dirigiéndose a tu persona.

-- Tranquila... Sigo aquí.

Una sensación de calma tiró de tus labios, creando una sonrisa cálida en tu rostro y, por instinto, te acercaste a él, arrastrando tu cuerpo sobre las sábanas. Volviste a cerrar los ojos, esta vez relajada, y fue cuestión de segundos quedarte dormida otra vez...

Gracias a los cielos, no tuviste más pesadillas esa noche... pero sí las tuviste en el día.

"Debes duchar a Michael".

¿Cómo esperaba John que estuvieses a solas con ese maldito pervertido en un baño mientras le tocas el cuerpo con una esponja?

Negaste con la cabeza mientras secabas los utensilios recién lavados de la comida. Ustedes dos estaban solos en la cocina, los demás se habían ido al salón y algunos a sus respectivos cuartos para hacer quién sabe qué.

-- Ni borracha. -- Respondiste. John elevó una ceja ante tu contestación contradictoria. -- Me ha violado, y me ha intentado tocar otra vez... -- Le miraste, con el ceño fruncido, defendiendo tu persona. --... y no...

Cherish your life (𝑆𝑙𝑎𝑠ℎ𝑒𝑟 & 𝑇𝑢́)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora