1.Un nuevo comienzo

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—¡Dafne baja, se te hace tarde! —mi madre va a matarme.

—Mamá estoy terminando —intento calmarla mientras detallo mi outfit en el espejo.

Tres horas me ha costado esto, al final me decidí por unos vaqueros holgados con botas negras, un top verde militar sencillo y un poco de gloss en mis labios, prefiero ir simple, ya bastante llamo la atención en este lugar solo por mi apellido. Coloco el abrigo de piel negro en mi antebrazo,
para detenerme en la puerta de mi habitacion.

Hoy me despido de ella, por cuanto tiempo, no tengo idea, espero que no poco. Amo mi casa, pero desde hace un tiempo ya no es mi hogar.

Desde que la abuela falleció todo ha cambiado mucho, el aire es más frío, las personas son frías, yo, me he vuelto fría.

Es difícil recordar tantos momentos felices que guardan estas paredes, que aunque nadie lo sepa, para mi, ya esos instantes han sido mitigados por cada temblar de mis
manos en mis crisis o cada que esperaba el amanecer en mi ventana con lágrimas en los ojos. Es realmente difícil afrontar la vida cuando sientes que todo lo haces mal, que cada esfuerzo por hacer sentir orgullosos a las personas que amas sea en vano. Vas cayendo poco a poco y no tienes
esa columna para aferrarte, porque todos minimizan lo que sientes de manera que prefieres guardartelo.

—¡Dafne Miller Bianco subiré a buscarte y eso no te conviene! —los gritos de mi madre hacen que me sobresalte.

Cierro la puerta para apresurarme a bajar las escaleras, mis padres me esperan en el primer piso. Puedo ver a mi madre con ojos llorosos y a su lado, papá con su aspecto de iceberg, me estrecha en un abrazo en cuanto llego. Me quedo unos segundos apoyada en su pecho, inclina su cabeza para llegar hasta mi hombro, escucho un pequeño susurro "mi niña", juraría que está sollozando. Levanto mi cabeza y le dedico una mirada cálida a lo que él me asiente con la cabeza y me deposita un corto beso en la frente. Le doy un abrazo a mi madre, que por cierto, ya está llorando a mares. Me aparto para terminar con esto, odio las despedidas, y al girar mi cabeza mi corazón da saltitos al ver el hombre que está en la puerta con un ramo de rosas sonriéndome.

Vinnie Stone, mi príncipe azul. Cuando era pequeña soñaba con tener un novio como él, piel blanca, de cabello rubio, cuerpo atlético, pero sobre todo ojos celestes, sus ojos, es como si el alma se le reflejara en su mirada. Desde que lo conocí como el chico popular de la escuela, nunca imaginé tenerlo, por lo menos de mi parte porque después de cinco meses de relación me confesó que siempre le guste pero que me veía inalcanzable, casi muero de risa ese día. Pero bueno despues de mucho acoso de mi parte hacia él pues me pidio una cita y estamos de novios hace dos años, el mismo que me hacía tartamudear con su cercanía, ahora me llena de besos cuando me enojo y por lo menos me soporta mis cambios de humor, debería darle un premio por eso.

—Princesa vamos, se te hace tarde —toma mi mano y me da un beso fugaz en los labios.

Subo en silencio al volkswagwen negro que nos espera. El camino se torna en un silencio incómodo, yo solo me fundo en las calles de Londres pensando en el gran vuelco que ha dado mi vida este año. Pese a mis problemas alimenticios estoy más delgada, según mi madre eso era bueno porque mis caderas eran más anchas y mi pecho se volvió más notorio y firme, lucir un cuerpo perfecto para la sociedad no era fácil. Tuve suerte de nacer atractiva al menos, los ojos verdes esmeraldas con largas pestañas de papá hicieron el conjunto ideal con los rasgos finos de mi herencia materna, además de labios carnosos color cereza y algunas pecas dispersadas en mi nariz y abdomen. Mi cabello negro ligeramente ondulado cae sobre mis pechos, aveces no entiendo de donde salio ese rasgo, en mi familia lucen de brillantes rubios y castaños claro, no podeis imaginar lo que disfrutaron los reporteros con mi nacimiento, "Sara Bianco da a luz a niña de cabello azabache", el chisme fue titular por un mes entero, hasta que la abuela amenazo con quemar sus oficinas si no nos dejaban vivir en paz.

Sádicos Impulsos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora