C i n c o.

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Me detuve a pensar un poco sobre mi vida en la orilla de la cama balanceando mis cortos pies que no alcanzaban a tocar el piso, tarateando una canción que para decir verdad no se de donde la escuche, me aterraba la idea de no tener una historia digna de contar a mis futuros hijos, odiaba la idea de mentirles en un futuro y decirle “Oh tu madre combatio con grandes dragones, con ayuda de un príncipe encantador azul tan guapo como tal lucero resplandeciente” aunque después de todo, mi corazón si anhelaba realmente que esto sucediera; las posibilidades de que esto pasará , eran una en un billón.

Me sentía patética, nada tenía sentido, mi vida es un completo asco, estoy sola en un mundo de incomprendidos, quizá la gente al saber de mi historia pensará “oh pobresita” “nadie merece eso” no pretendo darle lástima a nadie, en cambio buscó alguien que me diga con la boca llena de verdad ¡Tu puedes cambiar!. Aunque para decir verdad no se si exista alguien así, y si si existe, con todo el dolor de mi corazón lo rechazo, me he estado absteniendo a recibir buenos consejos, porque se que soy muy tonta y los aceptare y en un determinado tiempo dejan de funcionar y después solo después, la realidad regresa de golpe y duele mucho.

Me levante de la cama aún con la canción en mi cabeza, me pare justo enfrente del espejo, me observe. Mire esos brazos tan delgados al igual que mis piernas; saque de la mochila unas tijeras y volví al espejo.

«Eres horrible» una voz en mi cabeza me decía

«¿Qué esperas? Hazlo» me decía constantes veces

En un intento desesperado por arreglar mi cabello maltratado y lleno de goma de mascar, lo corte. No tan corto o quizá si, me hize una coleta la cual quedo muy pequeña, extremadamente pequeña, al menos aún lograba sujetarla.

De pronto escuche un ruido muy fuerte que venía de abajo, no solo era uno eran muchos ruidos, baje rapidamente. Me quede perpleja al ver a mi madre con su cabello despeinado andando sólo en pantaleta. Estaba tirando todo lo que estaba a su paso, los cuadros, la televisión, las figuritas que adornaban la mesita donde se coloca el teléfono e inclusive al teléfono, tiro los sillones los cuales causaron un ruido mas fuerte haciendome saltar del susto.

La tome por los hombros para calmarla, pero no pude; tiene un cuerpo aún muy pesado, es muy bonita si ella así lo quiere, pero sin duda hoy era completamente otra.

—¿Puedo ayudarte en algo?— me atreví a decir, aunque la respuesta era muy obvia

—Ayudame Alicia, estoy mal, no se que estoy haciendo—lo decía poniendo sus manos sobre su cabeza y observando el desastre que había hecho

—Estas loca madre—solo dije

Salí corriendo a buscar a Alexis, le pedí que llamara a una ambulancia; él cedio muy rápido y lo hizo, volví a la casa y mire a mi madre tirada en medio de aquel desastre; me dolia verla así, sin saber lo que tenía, me dolia mucho, no pude evitar llorar.

''I'm Fine''Where stories live. Discover now