Capitulo V: Sábado

1.4K 132 23
                                    

Me despierto antes de lo normal, miro la hora en mi pequeño reloj de bolsillo sobre mi velador, señalaba las 6:30 de la mañana.

Me visto rápidamente luego de darme un baño, cepillo mi cabellera, lo dejo suelto, solo lo adorno con una pinza pequeña que tomaba un mechón de mi cabello.

Escucho voces abajo, por lo que salgo silenciosamente de mi habitación, me quedo un momento en el borde de la escalera antes de bajar.

Se trataba de André quien hablaba con un hombre, que escuchando su voz, se trataba de un señor de más o menos su misma edad.

-. André mi amigo, la vejez lo trata increíble, mírame a mi, soy doctor y estoy más enfermo que una rata de alcantarilla.

-. Mi querido amigo, no se trate de esa forma, un dolor de huesos no es el fin del mundo.

-. Hablando de dolor de huesos, le aconsejo que salga todos los días a dar una vuelta, camine aunque sea por la cuadra, puede hacerlo cuando la señorita esté durmiendo para que no se moleste si usted no está.

-. No se preocupe por la señorita, ella es un angel, jamas le molestaria, pero gracias por el consejo.

-. Denada, para eso ejerzo mi profesión.

Bajo las escaleras, lo que hace que el hombre que iba saliendo se devuelva a saludarme.

-. Doctor Beltrán, que gusto verlo bien. -Lo saludo con una reverencia.

-. ¡La pequeña ___, como ah crecido está muchacha! -Me saluda viniendo a abrazarme.

El doctor Beltrán me conoce desde que llegué a la mansión de los Lacroze, ya que me chequeaba cada tres meses.

El es el doctor personal de la familia.

-. ¿Como lo trata la vida? -Pregunto sonriendole.

-. Me trata como trata a los viejos, pero como a los viejos decrépitos, con cada paso que doy, estoy más cerca de irme a los brazos de Dios.

Suelto una risita, el doctor era un experto exagerando.

-. Pues sonriale a la vida, haber si se apiada de su pobre alma.

-. Veremos si tiene un poco de piedad.

Voy hacia la puerta, lo acompaño para salir.

André se va a la cocina a preparar el desayuno.

-. ¿Como está? -Pregunto señalando a mi mayordomo.

-. Créame cuando le digo que esta excelente, solo le hace falta estirar las piernas, con treinta minutos de caminata, todo los días estará en perfecto estado, ese viejo es terco, ni los años le ganan.

Vuelvo a reír, me despido con un abrazo del doctor y cierro la puerta.

Corro a la cocina donde estaba André.

-. ¿Como amaneció hoy? -Le pregunto ayudándole con el desayuno.

-. Bastante bien gracias a Dios, después de todo Beltrán dice que solo me falta estirar las piernas.

Nos sentamos a la mesa y desayunamos juntos, leo los titulares de periódico, pero solo eran noticias sin importancia, o datos sobre la muerte del Duque.

-. Iré a ponerme ropa más cómoda para que salgamos a dar una vuelta por la villa. -Digo subiendo las escaleras.

-. Señorita, puedo ir solo, no se preocupe, usted prepárese para su junta a las doce.

-. Son las siete, casi las ocho, aún queda bastante, así que arreglese para salir.

Me quito el vestido voluminoso que traía para ponerme uno casi plano color celeste cielo, lo acompaño con unas medias y unos guantes blancos y un sombrero del color del vestido.

JUDAS (William James Moriarty x Tu) Where stories live. Discover now