Still Rosie

"Debe de haber un error"

"Lo siento, Dr Watson. La persona que usted está buscando no está en nuestros registros. ¿Tal vez su hija cambió de catedra sin informarle?"

"Aún así debería de estar, no es posible que mi hija se haya esfumado de la noche a la mañana."

El plan de John no era tener un mal día con esta clase de inconvenientes. Un fallo en el sistema no les permitía a las autoridades de la universidad hallar a Rosie en los registros, aún si la adolescente ya hubiera asistido al establecimiento por más de un año sin ningún obstáculo que la detuviera.

No es de presumir que fue educada por el único detective consultor en el mundo, a sus espaldas, claro.

John había planeado sorprender a Rosie con una visita, habían pasado dos meses desde la última vez que la vió fuera de las pantallas que le permitían comunicarse con su princesa. Y para ingresar, debía presentar comprobantes de que era familiar del estudiante.

Cabe destacar que dicha alumna no figuraba en los registros, y con el pasar de los segundos en que ella tampoco contestaba su teléfono, John no hacía más que preocuparse.

"Escuche, no hay manera de que se nos escapara el nombre de alguna de nuestras alumnas" el médico no hacía más que perder la paciencia a cada minuto restante, y justo antes de iniciar una disputa con la secretaria nuevamente, alguien más interrumpió.

"¿Doctor Watson?"

Una tercera voz se asomó. Una joven de aproximados veinte años se acercaba dando pasos rápidos, John la reconoció como una de las amigas de su hija y el aliento le regresó al cuerpo, sin recordar en que momento comenzó a contenerlo.

"¿Qué hace aquí? ¿Vino por Rose?" una leve sonrisa cansada pintó el rostro del médico.

"¿Lo conoce?" La secretaria no hacía más que dudar de las palabras del médico luego de que insistiera en una niña que no estaba registrada.

"¡Claro que lo hago! ¡Dr John Watson, compañero y blogger de Sherlock Holmes!" la mujer seguía sin captar la identidad del doctor, por lo que la joven dejó el tema de lado "Su hija estudia aquí"

"Pues no según el registro escolar. No existe ninguna Rosamund Mary Watson en nuestros salones"

"¡Le acaba de decir que ella conoce a mi hija!" John estaba perdiendo cada vez más la paciencia, al igual que la secretaria a cargo de todo el desastre que se avecinaba.

Pero antes de que ambos se saltaran al cuello del otro, fue un comentario por parte de la muchacha lo que los hizo detenerse.

"¿Rosamund? ¿Aún la llama así?"

"¿Aún?" John cada vez comprendía menos "¿A qué te refieres con 'aún'? Ese es su nombre. Rosamund Mary."

Ella no comentó nada más, solo susurró en el oído de la secretaria quien buscó rápidamente en el sistema, localizando rápidamente a la joven Watson.

"Será mejor que esto lo discuta con ella, Dr Watson"

[...]

Roselyn.

Solo le dieron ese nombre. Roselyn. Su hija se había cambiado el nombre.

No muy alejado del original, lo que significaba que la gente aún seguía llamándole Rosie, pero la censura del nombre que alguna vez Mary le colocó a su bebé fue algo que todavía le era difícil de tragar.

Ahora ella estaba allí, brillante. Cabellos rubios y largos cayendo cuál enredaderas sobre sus hombros, ojos azules idénticos a los suyos y la sonrisa de lado que también lo caracterizaba a él. Allí estaba, hoy Roselyn, sentada frente a él en aquella cafetería, buscando palabras mientras esperaban sus órdenes.