Recuérdamelo de nuevo

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Narra Dylan

Lo he conseguido. Por fin estoy donde quería estar.

Blake le ha dicho la verdad a Abril y ellos dos han puesto final a su relación de una forma increíblemente sana. Yo he confesado mis sentimientos a Abril y ella parece haberlos correspondido. Nos hemos besado a escondidas y delante de todos nuestros amigos.

Tengo a la chica con la que tanto he soñado a huevo, y aún así no tengo ni puta idea de que hacer.

Me estreso.

No entiendo por qué me cuesta decidir todo tanto con Abril. Siempre he sido muy resolutivo en estas situaciones. Apenas pensaba mis pasos, solo actuaba conforme me salía y la mayoría de las veces me salía bien.

Supongo que Abril es diferente, ya no solo porque la considere especial o no, es porque estoy completamente prendado de ella, y bueno, está el temita del tiempo.

En otra circunstancia a lo que llamaré "normal" habría esperado semanas, uno o dos, depende de como me viniera.

Lamentablemente nuestra situación no es precisamente la típica de un "casi algo" adolescente. Es desesperante tener que adaptarse todo el puto rato a nuestra situación.

No puedo precipitarme porque podría agobiarla, más siendo Abril que es fácil de abrumar, pero tampoco puedo tardar mucho porque, bueno, es obvio. Por tanto, debe haber un punto en el que ambas rectas coincidan, un umbral de tiempo perfecto para pedir que sea mi novia.

¿Cuál es? ¡Ni puñetera idea!

Lo único que sé con certeza es que no puedo cagarla. Necesito que el momento y lugar sea el indicado y juro por Dios que haré todo lo posible para que lo sea.

No me puedo creer que apenas haya pasado un mes desde que nos conocemos. Es como si mi cerebro llevara meses pensando en ella. Nunca me había ocurrido esto, todo lo que estoy viviendo estos meses es tan intenso...

Conduzco hacia casa de Abril porque hemos quedado para ver otra de las pelis que está en la lista, "La princesa prometida".

Es bastante especial para mí pues uno de los pocos recuerdos que tengo sobre mi padre se trata de los dos viendo en el sofá esa peli. A él le apasionaba el cine, y aunque a mí no tanto, trato de hacer un esfuerzo por interesarme en aquello que le gustaba a él. Es una forma de conectar con él, no con su presencia, sino con su recuerdo.

En mitad del viaje pienso que es una buena idea llevarle algo para comer. Cerca de mi posición se encuentra un centro comercial donde venden unas galletas caseras buenísimas.

Cinco minutos más tarde me encuentro buscando como loco las galletas de brownie con caramelo que parecen haber volado.

—¿Buscas esto? –dice una voz a mis espaldas que no sé cuántas veces he deseado no volver a escuchar.

La emoción que hasta ahora me consumía parece desparecer de un momento a otro. Aprieto los puños de la rabia que se acaba de extender por todo mi cuerpo. Tengo que mantener la compostura y hacer como si su presencia no me afectara.

—¿Qué haces aquí? –pregunto dejando claro el desagrado que me produce.

—Lo mismo que tú, comprando –responde ella con las galletas que buscaba en la mano. Lo hace para joderme, a ella no le gustan una mierda.

—¿Y por qué me hablas? –insisto yo sin una pizca de alegría en mi tono.

—Te he visto entrar en el aparcamiento desde la tienda en la que estaba. He supuesto que venías para esto –explica enseñándome la caja con las galletas.

Tres meses para amarteWhere stories live. Discover now